Los tiempos avanzan y el espectáculo debe continuar. Esta premisa, presente en el mundo de las lentejuelas, los domadores y los equilibristas, se ha mantenido fiel al circo durante sus 3000 años de existencia. En su primera etapa, según narran los antropólogos Blanchard y Cheska, acróbatas de la cultura mesopotámica «competían consigo mismos, con las fuerzas de la naturaleza y con sus compañeros de la tribu». Después llegaron los gladiadores, moles humanas a las que no les importaba acabar como merienda de las fieras. Superada esta cruel fase de ‘circobasura’ romana, y especialmente en el Renacimiento, artistas de todo tipo se asociaban en su itinerancia para tomar pueblo tras pueblo al grito de ¡Pasen y vean!

Hasta la llegada del conocido Circo del Sol, que trastocó nuestros conceptos circenses por su fabulosa elegancia, la carpa blanca y roja en la entrada del pueblo siempre nos había parecido bien. Los años pasaban, el pueblo se convertía en ciudad, pero el tenderete bicolor seguía allí sin que a nadie le extrañase. Excepto a Johnny Deep, coulrofobo sin remedio, los colores, las caras de los payasos, los domadores de leones, los trapecistas y los malabaristas siguen siendo artistas de los que ni nosotros ni la tradición queremos despedirnos. Dada la imposibilidad de competir con seres tan entrañables y respetados, los artistas de las nuevas tecnologías han tenido que esforzarse mucho para hacerse un hueco en el gremio circense. Y el resultado parece bastante espectacular.

La rebelión de los drones

Ámsterdam ha sido la elegida para acoger el primer circo mundial de drones. El espectáculo ha sido bautizado como AIR 2015 y tiene previsto su estreno el próximo otoño. El látigo del domador será sustituido por un control remoto que manejará a la ‘bestia’ no tripulada para deleite de los espectadores. Un ejército de un centenar de drones se desplegará ante los ojos curiosos acompañados de música, proyecciones y todo tipo de efectos especiales. Según la declaración de intenciones de la web oficial del evento: «AIR permitirá experimentar una gran variedad de bailes y batallas, carreras y láseres, circos, ilusiones y, sobre todo, la magia de cientos de drones».

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El espectáculo podrá disfrutarse en el Amsterdam Arena. Allí, los drones serán escoltados por las fuerzas aéreas holandesas, que velarán por la seguridad del show. Asimismo, las aeronaves tendrán totalmente prohibido volar por la zona exterior del recinto.

Con esto, nadie puede negar que la moda de los drones ha venido para quedarse. Primero fueron las carreras de competición. Después llegaron las ideas de usarlos como mensajeros o, incluso, camareros. Saltaron al mundo del porno y también del cine, llegando a tener su propio festival cinematográfico. Son bien vistos como compañeros robóticos por equipos de emergencias o cuerpos de seguridad y tienen aterrorizado a medio planeta por si un día les da por sublevarse y aniquilarnos. Estaba claro que su entrada en el circo era solo una cuestión de tiempo.

Vía | The Guardian

Redacción QUO