Guardar energía de un salto para dar el siguiente. Eso es lo que hacen los canguros reales para encadenar un brinco tras otro y llegar a los 12,8 metros de longitud que alcanzó el que ostenta el récord mundial. La versión robótica de este marsupial aún no ha llegado tan lejos, pero está dotada de un muelle elástico que recarga las patas al aterrizar en el suelo. Los primeros botes obtienen la energía de una batería interna y un compresor que insufla aire a presión en los músculos neumáticos, pero a medida que va saltando, cada vez necesita menos energía de la batería, pues son los propios brincos los que le dan la energía suficiente para impulsarse.

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Además, también como el real, se le ha implantado una potente cola que le sirve como punto de apoyo y le permite balancearse para coger aún mayor impulso.

Desarrollado por la empresa alemana Festo, el Bionic Kangaroo pesa siete kilos, mide un metro de altura y es capaz de saltar 0,4 en vertical y 0,8 en horizontal. Para controlarlo, los ingenieros que lo han desarrollado utilizan el MYO, un brazalete que “lee” los gestos y los interpreta como órdenes de movimiento hacia el robot.

Aquí puedes verlo en acción:

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Redacción QUO