1.- Google Glass Estas gafas permiten desde guiar a un cirujano en una operación hasta hacer traducción de textos a un ciego. 500 € (aprox.)

2.- Jawbone Up Con modo de día y de noche, entre otras cosas, esta pulsera mide tu actividad diaria y la calidad de tu sueño. Desde 129,99 €

3.- Sony smartband. La pulsera de Sony se centra en monitorizar tu ejercicio físico y lo muestra a través de una app de Android. 99 €

4.- Polar Loop. Toda la experiencia de Polar en medir tu actividad diaria en una pulsera resistente al agua y muy precisa. 89,90 €

5.- Anillo NFC. A la venta en mayo, este anillo servirá para hacer pagos online y abrir puertas. Desde 36 €

6.- Pebble. El reloj de los más geeks tiene pantalla de tinta electrónica y es compatible con cualquier smartphone Android. 108 €

7.- Sony smartwatch. Una extensión del teléfono que permite gestionar llamadas, correo electrónico y leer el último tweet. 189 €

«Nos permitirá recuperar la mano que habíamos perdido con el smartphone”. Esta frase, que se ha atribuido a Serguéi Brin, uno de los fundadores de Google, es el mantra que repiten sin descanso quienes creen que la tecnología para llevar puesta, o wearable technology, será la próxima revolución post smartphone. Son gafas, anillos, relojes, pulseras… 101 gadgets inteligentes que vigilan nuestra salud, nos avisan si tenemos un email, nos cuentan las últimas noticias… Y de los que ya se hacen incluso desfiles, como el que celebró The App Date a finales de marzo en Madrid, con productos creados en España y patrocinado por Microsoft. En él pudimos ver desde una toquilla capaz de generar música con el cuerpo, obra de la escuela ESDI de Barcelona, hasta aplicaciones como Emertech, que permite utilizar las gafas de Google, las Glass, en operaciones de salvamento y emergencia. Para Pedro Diezma, CEO de Zerintia, la empresa que ha desarrollado Emertech: “El gran estallido de esta tecnología se producirá, previsiblemente, cuando Google lance sus gafas y Apple su reloj inteligente”.
Sin embargo, ninguno de estos lanzamientos está confirmado.

¿El futuro? Sony ya ha patentado una peluca, y Samsung un tatuaje

Marisa Toro, directora de comunicación de Google España, asegura: “Estamos estableciendo una conversación con el mundo; así que, por el momento, el dispositivo no esta a la venta, no hay previsiones de lanzamiento ni cuándo, ni dónde, ni cómo, ni cuánto va a costar. Ahora se están recibiendo propuestas de quien quiera probarlas y se están escuchando las opiniones de instituciones, compañías, etc.” Ya han pasado dos años desde que este proyecto vio la luz, y en este tiempo Google ha hecho nueve actualizaciones de hardware y tres más de software. Pero ¿qué hace tan especiales a estas gafas?

Memoria visual

Solo hay que entrar en su página web para ver de qué son capaces. Un padre que juega con su hijo y registra cada instante de ese momento único, un profesor de física que viaja al CERN y enseña el centro a través de sus ojos a sus alumnos, reunidos alrededor de un ordenador… El secreto está en que es una especie de smartphone con cámara, que permite a su usuario conectarse a internet y ver la información gracias a un prisma sobre el ojo derecho. Y todo esto, sin tener que usar las manos, pues el dispositivo reconoce nuestras órdenes por voz. Con solo decirle: “Haz una foto”, lo que estás viendo se inmortalizará; y gracias a los cientos de desarrolladores que ya hay en todo el mundo pensando en cómo sacarle partido, sus posibilidades se amplían por momentos.

[image id=»64344″ data-caption=»Niños vigilados. Mimo Kimono es un body que registra la temperatura corporal, la respiración y los movimientos del bebé, e informa a los padres si hay algo raro.» share=»true» expand=»true» size=»S»]

¿Relojes inteligentes?

Ya se han desarrollado aplicaciones que han permitido desde operar a un paciente en la Clínica Cemtro de Madrid y recibir consejo de otros especialistas en Stanford hasta ayudar a un ciego a “leer”. Y tales son las expectativas que ha despertado el dispositivo que este año se impartirá un curso de Glass Journalism en la Universidad de California del Sur. Pero no solo de gafas viven las wearables.

De hecho, los inicios de esta nueva revolución empezaron con las pulseras que medían nuestra actividad física y nos permitían ver nuestros progresos en el teléfono, como la Nike Fuelband y la Jawbone Up, que ahora se cuentan por miles en el mercado. Después, el casi ya eterno rumor de que Apple estaba a punto de sacar su iWatch empujó a pequeños y grandes fabricantes a presentar el suyo. Sin embargo, los primeros relojes inteligentes no lo eran tanto. En su mayoría, solo avisaban a su portador de si tenían una llamada o un email, y según un estudio reciente hecho en EEUU por la consultora Endeavour Partner, un tercio de los que se han vendido dejan de ser usados a los seis meses de comprarlos. Sin embargo, el reciente desarrollo de Android Wear, un sistema operativo creado por Google para este tipo de relojes que permite reconocimiento de voz, y el Samsung Gear 2, que tiene cámara y permite contestar llamadas sin tocar el teléfono, indican que todo va a cambiar. Sin contar con que la llegada del iWatch, que se rumorea será antes de Navidad, cumpla con las expectativas y tenga el mismo efecto remolque en este mercado que tuvo el iPhone con los teléfonos inteligentes.

Igual que los teléfonos móviles y las tabletas han desplazado al PC, en menos tiempo, la tecnología vestible los desplazará a ellos

Por su parte, los analistas no paran de asegurar que 2014 es el año en el que este mercado terminará de despegar. No en balde, los wearables han sido los protagonistas de todas las ferias tecnológicas que se han celebrado este año (CES, WMC, Cebit, etcétera). Y una de las biblias techies por excelencia, la revista Wired, le dedicó su portada de enero. En su artículo Por qué la tecnología para llevar será tan importante como el teléfono inteligente, aseguraba: “Al igual que los teléfonos móviles y las tabletas desplazaron al PC, los dispositivos para llevar puestos desplazarán a los teléfonos inteligentes. Aunque, en términos tecnológicos, la revolución de los wearables podría ser mucho más rápida que la que la precedió”. Pero entonces,¿qué se supone que tiene que suceder para dar el espaldarazo definitivo a esta tecnología?

[image id=»64345″ data-caption=»Tu perro también Hay collares que detectan la salud de tu mascota, como el Whistler (whistle.com), y que traducen sus ladridos, como el Voyce Tracker (mydogsvoyce.com).» share=»true» expand=»true» size=»S»]

Sexto sentido

Para Jorge Lang, director de Innovación de Intel: “La tecnología vestible tendrá que llegar a ser nuestro sexto sentido, y como tal nos tiene que poner alerta de todo lo que hay a nuestro alrededor. El futuro está en que no sea una tecnología para usar solos, sino que nos conecte con lo que nos rodea: que nos diga el nombre de alguien que nos encontremos, nos avise sobre algún producto que nos interese comprar en una tienda por la que pasamos, etc. Para dar este salto es necesario que lleguemos a un estándar en los formatos de información y en las tecnologías de comunicación. Al fin y al cabo, los wearables son parte de lo que se ha llamado el internet of things (internet de las cosas). De manera que si los semáforos, los coches, etc., están conectados, nos verán y los veremos. Estaremos interconectados.

Una universidad de EEUU imparte un curso de ‘Glass Journalism’

Para llegar a esto, pienso que también hay que dar un paso más allá en el interfaz. Las gafas de Google, por ejemplo, nos parecerán prehistóricas en poco tiempo. En el futuro, los dispositivos para llevar estarán mucho más integrados en nosotros, sin depender de pantallas”. Y parece que Lang no se equivoca. Sony ya ha patentado una peluca que incorpora un dispositivo de medición de salud y comunicaciones, Google ha creado una lentilla que mide los niveles de glucosa, y Samsung tiene patentado un tatuaje inalámbrico.

La empatía de las cosas

Además, según el último informe del instituto VINT, especialista en tendencias tecnológicas, toda esta revolución terminará en lo que ellos denominan empathic things, es decir, que en el futuro toda la tecnología que llevaremos puesta dentro y fuera de nuestro cuerpo nos ayudará a entendernos con el mundo que nos rodea. Aunque sus autores reconocen: “Habrá un gran número de lanzamientos fallidos en el mercado, y el potencial tecnológico, el atractivo social y la viabilidad económica determinarán si esta tecnología se integra en nuestro universo cotidiano”. Y en ello andamos.

Redacción QUO