Este artefacto, que tanto recuerda a los inventos de ingeniería de Leonardo da Vinci, es el primer ornióptero (vehículo que vuela gracias al empuje del movimiento batiente de sus alas) que no imita la técnica de vuelo de un insecto o un ave, sino los movimientos que permiten a las medusas desplazarse en el mar.

Una simple mosca tiene que estar midiendo continuamente las circunstancias que le rodean para mantener la estabilidad del vuelo. Sin embargo, las medusas son capaces de hacer desplazamientos verticales, desafiando a las corrientes marinas.

Los creadores de este vehículo flotante, Leif Ristroph y Stephen Childress, de la Universidad de Nueva York, aseguran que, gracias al movimiento de las medusas, su invento es capaz de mantenerse estable sin necesidad de incorporar sensores. Tiene cuatro alas que se mueven 20 veces por segundo, pesa dos gramos y abierto mide solamente ocho centímetros. A gran escala, este vehículo sería ideal para misiones de gran precisión de vuelo, como las de rescate.

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Redacción QUO