Mitad leyenda, mitad realidad. Al menos es lo que se piensa. Todos conocéis la dura historia de Turing, un homosexual condenado a castrarse químicamente para evitar su entrada en prisión.

Turing, tras varios años defendiendo sus ideas no pudo aguantar la presión y se acabó suicidando a lo que se le llamó “estilo Blancanieves”. Al día siguiente le encontraron tumbado junto a una manzana mordida que estaba envenenada con arsénico. Steve Jobs, que era muy fan de Turing, se cree que homenajeó al padre de la informática poniendo como símbolo de Apple esta fruta a la que le falta un bocado.

Publicado para #Quonectados nº 205.

Redacción QUO