A menudo se habla de la ciencia como la semilla y tecnología como el fruto. Por ello no es extraño que cuando se mencionan dispositivos inteligentes, como los teléfonos, se hable de innovaciones tecnológicas pero los avances científicos queden relegados. El último smartphone de Google, el Pixel 4, se centra precisamente en el área científica y puede ser el anticipo de muchas herramientas que expertos de diferentes campos usen en un futuro muy próximo. Estos son algunos ejemplos.

El Proyecto Soli es, básicamente la llegada de sensores de radar a un móvil. Es el primer paso para que desaparezca la necesidad de pantalla táctiles y el pistoletazo de partida para que nuestro cuerpo se convierta en la única interfaz necesaria. ¿Cómo funciona? Gracias a estos sensores, el Pixel 4 “siente” cuando lo levantamos e inmediatamente activa la cámara para usar el reconocimiento facial que lo desbloquea. Basta un movimiento de la mano sobre la pantalla para que apague la alarma, un “pellizco” de los dedos para que haga zoom o una pasada del dorso de la mano para que descarte una llamada. Y este es el primer paso. La idea es dotar de estos sensores a pantallas primero y luego a cualquier dispositivo. Así los científicos podrán “escribir” en el aire y que esto se traslade directamente a la pantalla, ensayar intervenciones quirúrgicas a distancia, construir digitalmente moléculas, etc. Luego está el elemento inclusivo de Soli: los movimientos sobre la pantalla hacen que no sea necesario usar el teclado de la misma, basta programar movimientos para diferentes tareas. Algo que facilitará mucho la vida de personas con problemas visuales.

En astronomía, el Pixel 4 también lleva innovaciones muy interesantes. El modo nocturno, mejorado respecto a la versión anterior, permite tomar imágenes más claras del cielo nocturno… a pesar de ser un móvil. Estos dispositivos en general, tienen una enorme dificultad para capturar imágenes de estrellas y otros objetos iluminados de forma débil y más si están tan lejos: las buenas exposiciones requieren mucha luz y mucho tiempo de exposición.

El proceso para tomar las exposiciones es bastante simple, según Google. Primero hay que asegurarse de estar lejos de cualquier área iluminada. Usar un trípode (o algún soporte firme) y programar una exposición de cuatro minutos. Durante este lapso el teléfono tomará 15 exposiciones automáticamente, teniendo en cuenta el movimiento de las estrellas. A partir de aquí comienza la ciencia. El Pixel 4 incluye aprendizaje automático para el balance de blancos (evita que las áreas oscuras sean demasiado oscuras y las áreas blancas sean demasiado blancas, esto permite, por ejemplo, que reconozca la nieve sin importar si está iluminada por el rojo de un atardecer o el amarillo del mediodía ) y algo llamado «segmentación semántica» que puede oscurecer los cielos en Night Sight. Todo esto permite obtener imágenes mucho más detalladas, de larga exposición, sin que los objetos celestes aparezcan movidos. Sin embargo, por ahora, no puede manejar la diferencia de contraste entre la luna llena y un paisaje iluminado por la luna en la misma toma. La luna llena es aproximadamente medio millón de veces más brillante que el paisaje y ninguna cámara de consumo puede fotografiar un contraste tan extremo en brillo en una sola toma… todavía.

Otro aspecto interesante es la grabadora. Se trata de una aplicación, simplemente llamada Recorder, que tiene la capacidad de transcribir las grabaciones. Lo que la hace diferente de otras similares como Otter, es que lo hace en tiempo real y sin necesidad de conexión a internet. Esto es posible gracias a un nuevo sistema para procesar lenguaje, que combina IA y reconocimiento de voz, que incluso identifica sonidos, como aplausos o música. Por ahora, la aplicación solo está disponible en inglés. ¿Qué hace que esto sea interesante para la ciencia? Google cuenta con la opción Transaltor en su motor de búsqueda. En breve lo que hoy es una grabadora será también un “emisor” de contenido que podrá leer, transcribir y traducir al mismo tiempo y sin conexión. Lo que facilitará enormemente el intercambio de conocimientos en la comunidad científica.