Gracias a una inyección de nanopartículas en los ojos, un equipo de investigadores ha conseguido que unos ratones desarrollen visión infrarroja, permitiéndoles ver en la oscuridad. El efecto ha durado 10 semanas, pero no ha dejado ninguna secuela ni ha alterado la visión normal de los ratones.

Debido a las limitaciones de nuestra retina, los mamíferos sólo somos capaces de ver un tipo de radiación, que es la luz visible. “Cuando la luz entra en el ojo y llega a la retina, las células fotorreceptoras absorben los fotones con longitudes de onda de luz visible y envían las señales eléctricas correspondientes al cerebro»”, explica el autor principal del estudio, el investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, Gang Han.

La radiación infrarroja, de mayor longitud de onda que la luz visible, es la que emiten las personas, los animales o los objetos que desprenden calor y la utilizan los dispositivos desarrollados para ver en la oscuridad, como las gafas de visión nocturna, que pueden capturar esta radiación y amplificarla en longitudes de onda.

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Ma et al., Current Biology, 2019

Un nuevo artículo publicado en Cell describe el experimento. Los investigadores han desarrollado unas nanopartículas inyectables que se enganchan a los fotorreceptores de la retina y permiten detectar otro tipo de radiación, en este caso, luz infrarroja. Estas nanopartículas actúan como una especie de traductores simultáneos, ya que cuando la luz infrarroja llega la retina, las nanopartículas la capturan y la transforman en luz visible, de forma que las células fotorreceptoras pueden detectarla y enviar una señal normal al cerebro.

Los investigadores las inyectaron en ratones de laboratorio y luego diseñaron una serie de laberintos para comprobar si los ratones podían orientarse gracias a su nueva visión. Además de moverse bien, lograron distinguir entre diferentes formas, como triángulos y círculos. “Basándonos en grabaciones de un solo fotorreceptor y pruebas de comportamiento visual, demostramos que los ratones con estas nanoantenas no sólo podían percibir la luz infrarroja, sino también ver patrones complejos”, explica Gang Han en un comunicado.

Este hallazgo supone un gran avance en el campo de la biotecnología y podría conducir a avances en tecnologías de visión infrarroja humana, incluyendo aplicaciones en seguridad y en operaciones militares. Las nanoantenas permitirán también explorar las redes neuronales del cerebro e incluso reparar algunos problemas de visión. ¿Podría ser también un primer paso para lograr la visión nocturna en humanos?

Marian Benito