Los chalecos antibalas son una herramienta fundamental para las fuerzas de seguridad que ayudan a salvar miles de vidas. Pero tienen defectos, el kevlar, por ejemplo, tiene fecha de caducidad: generalmente no más de cinco años. Las armaduras corporales dificultan la movilidad y aumentan «el coste fisiológico de completar diferentes tareas”, según un informe del Centro Nacional de Información Biotecnológica.

¿Cuál es la solución? La langosta. Imaginad una armadura altamente resistente, flexible, gran parte está hecha de agua y evita la penetración mecánica. Esta armadura no solo es fuerte, sino también suave y elástica, tanto que el usuario puede mover las partes de su cuerpo con facilidad, ya sea nadando en el agua, caminando por el suelo o corriendo para escapar del peligro. Parece la descripción de un traje usado por un superhéroe, pero en realidad describe partes del exoesqueleto de una langosta.

Investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), liderados por Ming Guo, han descubierto las propiedades de la membrana suave que cubre las articulaciones y el abdomen de este animal, un material que es tan resistente como el caucho industrial que se usa para fabricar neumáticos de automóviles y mangueras de jardín.

«Si pudiéramos fabricar armaduras con este tipo de materiales – explica Guo en un comunicado – , podríamos mover libremente las articulaciones y sentirnos más cómodos al mismo tiempo”.

Los hallazgos se han publicado en Acta Materialia.

El equipo de Guo cree que las langostas podrían ofrecer una solución al problema que afecta a la mayoría de las armaduras corporales modernas: cuanto más movilidad ofrece una armadura, menos protege al cuerpo del portador.

La idea de desarrollar una armadura corporal inspirada en langostas llegó mientras Guo estaba comiendo una y notó que la membrana transparente en el vientre del animal era difícil de masticar.

Una vez que los investigadores comenzaron a diseccionar esos tejidos, hicieron un descubrimiento sorprendente. Hacer cortes significativos en la membrana no afectaba la elasticidad del material.

Los investigadores determinaron que la elasticidad y la resistencia se deben a la estructura única de la membrana, que incluye decenas de miles de capas que se comparan con la madera contrachapada. Las fibras dentro de esas capas ayudan al material a disipar la energía cuando está bajo estrés, haciéndolo «tolerante al daño», señalan en el estudio.

Juan Scaliter