Si bien es cierto que los sistemas de almacenamiento de energía en el hogar, las baterías, pueden ahorrar dinero, en el marco de las políticas regulatorias actuales, a menudo también aumentan las emisiones de carbono. Esa es la conclusión a la que llegó un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Diego en un estudio publicado en Environmental Science & Technology.

La sabiduría convencional puede sugerir que estos sistemas de almacenamiento, que son esencialmente baterías domésticas como la Powerwall desarrollada por Tesla, podrían ser fundamentales para alejarnos de las fuentes de energía que emiten gases de efecto invernadero. Pero implementarlos hoy, sin hacer reformas políticas y regulatorias fundamentales, tiene el riesgo de aumentar las emisiones.

Si los particulares usan estos sistemas para reducir sus facturas de electricidad, las baterías extraerían energía de la red cuando sea más barata. Y debido a que las empresas de servicios públicos no estructuran cuánto cobran con el objetivo de reducir las emisiones, la energía más barata a menudo proviene de fuentes de energía que emiten carbono, como el carbón. Además, las baterías no funcionan al 100 por ciento de eficiencia: como resultado, los hogares que las usan obtienen más energía de la red eléctrica de la que realmente necesitan.

Para que los sistemas realmente reduzcan los gases de efecto invernadero, las empresas de servicios públicos deben cambiar sus estructuras arancelarias sustancialmente para tener en cuenta las emisiones de diferentes fuentes de energía. Tendrían que hacer que la energía sea más barata para los consumidores cuando la red esté generando electricidad con bajo contenido de carbono, según los autores del estudio, liderados por Oytun Babacan.

“Nuestra intención – explica Babacan en un comunicado – era intentar responder a la pregunta de ¿qué pasaría si los consumidores, por su cuenta o en respuesta a la presión de la política, adoptaran este sistema de almacenamiento de energía? ¿Disminuirían las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema de energía eléctrica y a qué costo económico?. La respuesta es que todo el sistema precisa una adaptación para hacerlo más eficiente y menos contaminante.

Juan Scaliter