Unos años atrás, la carrera de los fabricantes de smartphones se centró en el tamaño de pantalla, luego en la resolución de la cámara y más tarde en la potencia de los procesadores. En los últimos tiempos la batalla se ha orientado hacia la duración de la batería, algo de importancia clave teniendo en cuenta que cada vez usamos los teléfonos para más tareas y que constantemente están procesando datos y conectados a la red. En este contexto una pregunta obvia es: ¿dura más una batería de 5.000 mAh que una de 4.200 mAh? La lógica indicaría que sí. Pero no es tan sencillo. Por trazar un símil, si el microchip es el cerebro del móvil, la batería podrían ser sus pulmones, que dan oxígeno (energía) a todo el sistema. El problema es que esta energía depende de otros factores más allá del oxígeno. En síntesis: la capacidad de una batería no es lo único que dictamina su duración.

Un factor fundamental es el microchip. Hay modelos de Samsung (como el Galaxy A9 Pro), Lenovo (el P2) o Xiaomi (Mi Max Prime) que se acercan mucho a los 5.000 mAh o los superan, pero todos ellos tienen un microchip Snapdragon 652, un modelo de hace dos años fabricado con tecnología de 28 nanómetros. Esta medida indica el espacio que hay entre transistor y transistor (las “neuronas” de un microchip), cuanto más bajo es el número, mayor es la cantidad de transistores y lógicamente más su potencia. A la espera del Snapdragon 855 (que se presentará la semana que viene), hay dos compañías que se disputan el podio de los 7 nanometros, la mínima expresión hasta la fecha: Huawei y Apple.

Debido a que ambos trabajan en sistema operativos diferentes (Android e iOS respectivamente), es algo complejo compararlos.

Por ello, teniendo en cuenta que más de dos de cada tres (el 70%) de los móviles llevan Android, veamos si el microchip Kirin 980 de Huawei cumple sus promesas, comparándolo con el Kirin 970. Varios test independiente señalan que requiere un 40% menos de energía y que es hasta un 58% más eficiente en su uso de la energía. Básicamente, este “cerebro” hace un uso más adecuado del oxígeno que recibe. Esto lo consigue evitando usar la misma potencia para procesar un videojuego que para abrir un correo electrónico. Es decir, la IA que ya incorporan la mayoría de los fabricantes en sus microchips, hacen que el Kirin 980 destine la energía necesaria, y no más, para cada proceso. De ese modo se gana en eficiencia.

Pero hay más formas de conseguirlo. Una de ellas es el módem en el interior del microchip. Dado que estamos conectados casi de modo permanente, la velocidad a la que se descarga la información, hace que se pueda reducir notablemente el uso de energía. En este sentido, la batería gana mucha vida si tiene un módem eficaz. Dependiendo de la red, el A12 de Apple, puede alcanzar los 600Mbps de velocidad máxima, Huawei llega a los 1,4Gbps (más del doble), mientras Samsung roza los 2Gbps con su LTE de categoría 20.

Todo esto hace que una batería de 4.200 mAh pueda tener un rendimiento mayor que otra de 5.000 mAh, pero que no cuente con un “cuerpo” (microchip y módem) que la acompañen.

Juan Scaliter