Recargar un vehículo eléctrico requiere alrededor de cinco horas. No hay problema cuando la operación se hace por la noche y en el domicilio del propietario del vehículo. Pero, ¿qué pasa cuándo no se tiene garaje y hay repostar en la calle? Los dilatados períodos que ello conlleva hacen prever enormes colas para coger turno o bien realizar cargas incompletas por falta de tiempo.
Las dudas son muchas. Los expertos barajan diferentes opciones para paliar el problema.

La sustitución de baterías –como algunos taxis hacen todavía con el butano– es una de ellas.

La posibilidad de reservar día y hora en la «electrogenera» mediante el teléfono móvil, aunque los tiempos de espera para lograr “cita” pueden ser enormes.

Realizar recargas rápida de la batería mediante nanoestructuras.

Implantar multicargadores, sobre todo para motos.

Realizar recargas inalámbricas mediante resonancia. Esta es la vía en la que está trabajando Toyota en colaboración con la empresa WiTricity, con sede en Massachusetts (Estados Unidos). De momento, está en fase de estudio pero permitiría reducir el número de postes de recarga que hay previstos, ya que bastaría con situar el vehículo en las inmediaciones de uno de ellos.

Marta García Fernández