Jones exagera un poco al decir que «un niño podría haber descubierto el Australopithecus sediba», pero se refiere así a las posibilidades científicas del servicio de mapas y fotos de satélite de Google. Y nos cuenta, por teléfono desde Mountain View (California), cómo el equipo del profesor Lee Berger, de la Universidad de Witswatersrand (Sudáfrica), dio con los restos de Australopithecus sediba, de entre 1,78 y 1,95 millones de años. El estudio se publicó en abril.

P ¿Qué hizo exactamente Berger con Google Maps?
Se fue a los archivos y registró cada resto mineral, cada fósil, cada tipo de animal hallado en la zona [cerca de Pretoria]… Todos los registros, y los “colocó” sobre Google Earth. Todo ello lo contrastó con las condiciones en que se habían encontrado: los tipos de rocas, de terreno (llano o empinado), cómo estaban de lejos del agua, etcétera. Después buscó lugares donde se diera la misma combinación de características. Encontró alrededor de 500 puntos con esas mismas “marcas”. Y en el primer fin de semana de excavación, en el primero de los sitios, cerca de la carretera, dio con estos dos restos de esqueletos. A él y a su equipo les quedan 499 sitios más por explorar.

P ¿Google les facilitó las mismas imágenes que usamos los demás o les han prestado fotos que solo ustedes tienen?
R No, la filosofía de Google es compartir todo lo que encontramos. Son las mismas imágenes que cualquiera puede visitar. Hay 600 millones de usuarios de Googe Earth, y todos y cada uno de ellos tienen acceso a los mismos datos, igual que el profesor Berger.

P¿Están ustedes colaborando con otros proyectos de investigación?
R Casi todos los investigadores tienen ya en su equipo alguien que trabaja con Google Earth. Por lo que yo he podido ver, hay trabajos que están buscando registros arqueológicos de los aztecas en Centroamérica, por ejemplo. Tratan de encontrar ruinas cubiertas por la vegetación, y que, con el tiempo, han acumulado polvo y se han convertido en montañas; y eso se ve mucho mejor desde el espacio. También sé que hay equipos buscando ruinas romanas en Europa y el norte de África. Los lugares donde los romanos construían palacios o edificios civiles suelen dejar más o menos los mismos rastros (véanse las fotos de abajo).

P¿Hay un equipo específico en Google para atender peticiones de científicos?
R No, cada uno hace un uso normal de la herramienta. Nuestro negocio es buscar y ordenar toda la información de la red. Ya ponemos en internet toda la información de la que disponemos, no tenemos que hacer nada más. Usan Maps igual que usan el buscador o GMail… Nosotros nos ocupamos de mantener en orden su funcionamiento. Lo apasionante es que un niño podría haber hecho lo que ha hecho el equipo de Berger.

P ¿Han notado un incremento de búsquedas en Maps en zonas arqueológicas, a partir de estos descubrimientos? ¿Ha crecido el uso con interés científico o divulgativo?
R No tengo datos concretos de ello. Sí sé que hace una año lanzamos Ocean in Google Earth y tuvo mucho éxito. Puedes visitar el Mediterráneo o el mar que quieras. Se pueden buscar restos, o señales de ciudades, o barcos, pero también se observa la coloración del agua y la migración de los peces, etc. Es muy emocionante para nosotros.

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De izquierda a derecha: una imagen usada para controlar los daños en la barrera de coral de Australia; en el mismo continente, un cráter descubierto en el desierto; y supuestos restos de la Atlántida bajo el mar (de Ocean in Google Maps).
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¡Cueva a la vista! Detalle del lugar donde hallaron la cueva en la que aparecieron los restos de Australopithecus sediba.
A la izquierda, los huesos.

Redacción QUO