Nueva York es una de las ciudades del mundo con más apodos. Se la conoce como ‘La ciudad que nunca duerme’, ‘Gotham’ o ‘Empire State’. Pero si hay un apodo que define a Nueva York es ‘La Gran Manzana’

Rafa Mingorance, autor del canal de YouTube Diario Vivo Nueva York, explica cuál es el origen del apodo que más ha calado para la ciudad más famosa del mundo, La gran manzana.


Texto de Rafa Mingorance

Para explicar el significado de este apodo, nos tenemos que remontar a finales del siglo XIX. Aquella época fue conocida como la ‘edad de oro de las manzanas’. En Estados Unidos se hablaba de esta fruta con la misma pasión que hoy lo hacemos sobre las series de televisión, las películas o los partidos de fútbol.

“La gran manzana” se convirtió en una expresión que simbolizaba el premio más importante que se podía conseguir cuando apostabas dinero

Parte de culpa del fenómeno la tuvo la manzana llamada ‘red delicious’ que empezó a cultivarse en Iowa en 1870. Esta variedad logró tanta fama, que numerosos diarios de la época empezaron a utilizarla como metáfora de algo muy valioso. “La gran manzana” se convirtió, de pronto, en una expresión que simbolizaba el premio más importante que se podía conseguir cuando apostabas dinero. En la calle, esta expresión se popularizó sobre todo entre los afroamericanos.

La primera vez que se habló de Nueva York como si fuera una ‘gran manzana’  fue en el libro de Edward S. Martin de 1909, ‘The Wayfarer in New York’. Martin escribe que “la gran manzana, es decir Nueva York, obtiene una parte desproporcionada de la savia nacional”. Muchos especialistas coinciden en señalar que aquí el uso del término ‘gran manzana’ es algo aislado, como si Nueva York fuera el fruto de un árbol del que otros frutos menores -es decir, ciudades más pequeñas- sentían celos.

La Gran Manzana como apodo de Nueva York nace en la década de los 20 en pleno auge de la música jazz. La idea, ya mencionada, de hacer apuestas por algo de gran valor llegó al mundo de las carreras de caballos. Por aquellos días, el reportero John J. Fitz Gerald escribía crónicas de carreras de caballos para el diario New York Morning Telegraph.

En el hipódromo de Nueva Orleans, Fitz Gerald escuchó una conversación que mantenían dos mozos de cuadra. Uno preguntó: “¿A dónde van los caballos desde aquí?” Y el otro respondió: “Desde aquí nos vamos a la Gran Manzana”, refiriéndose al circuito de carreras que había en Nueva York.

Fitz Gerald nunca olvidó aquella conversación y el 18 de febrero de 1924 estrenó, en su diario, la columna ‘Around the Big Apple”. El periodista escribió: “La Gran Manzana. El sueño de todo mozo que haya montado un pura sangre y el objetivo de todo jinete. Sólo existe una Gran Manzana y es Nueva York”.

En reconocimiento a Fitz Gerald, en 1997 el cruce de la Calle 54 con Broadway pasó a llamarse ‘Big Apple Corner’.

Con el transcurso de los años, si bien es verdad que el concepto ‘Gran Manzana’ se hizo popular entre los neoyorquinos, todavía no era conocido en el resto del mundo. ¿Entonces, quién fue la persona que lo hizo posible?

Aquí entramos en un punto de la historia algo controvertido. Hay un amplio consenso en afirmar que Charles Gillet fue el artífice de vender Nueva York a los turistas como la ‘Gran Manzana’. Gillet fue el presidente de la Oficina de Convenciones y Turismo de Nueva York en los años 70. Aquella época resultó muy difícil para la ciudad. Había basura por todas partes a causa de las huelgas de los servicios de limpieza, los índices de criminalidad se habían disparado y las cuentas del Ayuntamiento estaban al borde de la bancarrota. Gillet era un apasionado del jazz y recordó que, en la década de los 20 y los 30, los músicos afroamericanos que venían a tocar a Nueva York se referían a la ciudad como la ‘Gran Manzana’.

Comenzaron a repartir pines de solapa con una manzana hasta convertirlo en un símbolo

En 1974, a Gillet se le ocurrió la idea de hacer pines de solapa con una manzana y empezó una campaña de reparto por toda la ciudad. Tom Snyder, que era un presentador de noticias del canal de televisión NBC, comenzó a llevar el pin de la manzana en sus programas y esto llamó la atención del público. La gente se preguntaba porqué Snyder llevaba una manzana en la solapa de su americana. Por su parte, el comediante Alan King y el jugador de los New York Knicks, Dave DeBusschere, se ofrecieron a repartir pines de la manzana entre amigos y familiares. El mensaje caló entre los neoyorquinos y el éxito fue rotundo. Se hicieron camisetas, sudaderas, todo tipo de merchandising con la manzana como gran símbolo de la ciudad.

Un año más tarde, Bill Phillips, presidente de la agencia de publicidad Ogilvy & Mather tuvo una idea similar mientras caminaba por la calle comiendo una manzana. Iba pisando basura de camino al trabajo y pensando “debo estar loco para vivir aquí”. Cuando Bill Phillips llegó a la oficina le explicó la experiencia de su paseo al director creativo y le sugirió desarrollar una campaña que explicara la relación de amor y odio que los neoyorquinos mantenían con su ciudad.

Al igual que Charles Gillet, Bill Phillips adoptó la expresión que los músicos de jazz utilizaban cuando se referían a Nueva York como ‘la Gran Manzana’. En la campaña de publicidad que Bill Phillips presentó al Ayuntamiento, el horizonte de la ciudad se convirtió en una gran manzana roja. Al morir Bill Phillips, el Wall Street Journal le dedicó un artículo de despedida dándole a él todo el mérito de que se conozca a Nueva York como la ‘Gran Manzana’. En ningún momento se hace referencia al trabajo que hizo Charles Gillet.

Los dos contribuyeron a la fama de la ciudad en todo el mundo, pero Gillet fue el primero en materializar, con gran éxito, la idea de la manzana.

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