La policía china podría haber recogido ilegalmente muestras de ADN de los ciudadanos de la región noroeste de Xinjiang, una de las más conflictivas del mundo, y está aumentando su capacidad tecnológica para analizar más muestras genéticas, según datos recogidos por activistas y publicados en la revista Nature

El grupo de defensa Human Rights Watch informó el mes pasado que las autoridades de Xinjiang aumentan sus esfuerzos para recolectar muestras de sangre entre los uigures, musulmanes de la región. La razón que esgrime el gobierno es que forma parte de las medidas contra el movimiento separatista de Xinjiang en los últimos años. Es decir, lo justifican como una base de datos genéticos para detectar potenciales terroristas. También hay sospechas de que muchos de los test de salud que se hicieron a la población no fueron voluntarios.

Xinjiang es una de las cinco regiones autónomas de la RPC y es, junto con el  Tibet, el único territorio del país en el que los chinos no constituyen la mayoría. Según China, activistas uigures reciben entrenamiento y adoctrinamiento de militantes islamistas en el vecino Afganistán. Aunque no se han presentado evidencias que corroboren esta afirmación.

El conflicto con los uigures

Tras el atentado de las torres Gemelas en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, el gobierno chino acusó a separatistas uigures de colaborar con al-Qaeda. Desde entonces, según denunció el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), este pueblo ha sufrido detenciones y condenas sin pruebas por el Gobierno de Pekín para reprimir a la minoría musulmana.

«Nuestra preocupación es que haya una base de datos de ADN ilegal, y que se haya obtenido sin el consentimiento de la gente «, dice Maya Wang, investigadora de Human Rights Watch en Hong Kong y autora del informe.

Nature han comprobado que la policía ha comprado suficientes máquinas para procesar hasta 2.000 muestras de ADN por día, algo que va más allá del  análisis forense de rutina y que serviría, sin embargo, para construir una base de datos.

Las máquinas que se han comprado se pueden usar para observar tramos cortos de ADN que tienden a variar entre individuos y generalmente se usan en las huellas digitales de ADN forenses para unir las muestras recolectadas de la escena del crimen con las personas que figuran en una base de datos (o incluso sus parientes cercanos).

Toda la población fichada por el ADN

El informe también proporciona detalles de una base de datos nacional que comenzó a principios de la década de 2000 y ha acumulado 44 millones de muestras, de 40 millones de personas, incluidos 1,5 millones de muestras como colillas de cigarrillos, encontradas en las escenas del crimen. La policía de China ha dicho que la base de datos es para resolver crímenes. Pero Human Rights Watch dice que ha encontrado evidencia de «campañas para acumular datos biométricos de ciudadanos comunes».

Los ciudadanos de Xinjiang debían entregar una muestra de sangre para obtener un pasaporte

Cómo puede afectarnos el control biomédico por parte de los gobiernos

El año pasado, Human Rights Watch informó que los ciudadanos de Xinjiang debían entregar una muestra de sangre para obtener un pasaporte. Y en marzo, los medios estatales chinos detallaron la conclusión de un programa de 4 meses durante el cual 17.5 millones de personas, que eran predominantemente uigures, recibieron exámenes de salud, incluidos análisis de sangre. La semana pasada, surgieron informes de que muchas de las personas que se sometieron a estos exámenes se habían visto obligadas a hacerlo.

Muchos países utilizan las huellas digitales de ADN para resolver crímenes, reunir a los niños secuestrados con sus padres e identificar cuerpos, pero son muchos los investigadores que asegura que esto no va a quedar ahí. La capacidad de análisis de ADN rápida y barata que ahora se tiene indica que la creación de bancos de datos de ADN de toda la población no va a ser solo cosa de Xinjiang y China.  «Cualquier nación civilizada está a esperando la expansión de la vigilancia policial», dice Sara Katsanis, quien investiga las aplicaciones de las pruebas genéticas en la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte.

Megan Allyse, investigadora de ética biomédica de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, espera que los países puedan trabajar juntos para usar los datos de manera justa. «Necesitamos un amplio consenso internacional sobre el uso apropiado del ADN en los bancos de seguridad nacional», dice.