Un nuevo tratamiento de estimulación magnética transcraneal, en altas dosis y focalizada, consiguió aliviar los síntomas en la mayoría de los pacientes con depresión grave 

La estimulación magnética transcraneal (TMS) se usa habitualmente para el tratamiento de los pacientes con depresión severa, pero sólo la mitad consiguen mejorar, y únicamente la tercera parte remite. Con el nuevo tratamiento desarrollado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (California) se ha perfeccionado esta técnica y se han mejorado mucho sus resultados.

La técnica habitual de estimulación magnética transcraneal consiste en excitar la región cerebral afectada mediante corrientes eléctricas aplicando unos electrodos a la cabeza. En otros casos se aplican pulsos magnéticos a distintas frecuencias, una tecnología llamada iTBS (Theta Burst Stimulation). Este nuevo tratamiento, llamado Terapia de Neuromodulación Inteligente Acelerada de Stanford o SAINT, consiste en proporcionar una dosis mayor de pulsos magnéticos (1.800 en vez de 600) más focalizados.

En la técnica habitual se estimula la corteza prefrontal dorsolateral, pero en este caso los investigadores aplicaron los pulsos magnéticos a la subregión afectada dentro de la corteza prefrontal en cada paciente, de forma individualizada. Para localizar la región afectada y medir los resultados se utilizó un escáner de resonancia magnética (MRI).

Con esta nueva técnica, los investigadores no sólo han conseguido mejorar los síntomas de los pacientes con depresión, sino que han acortado la duración del tratamiento. Ahora, solo con tres días de media se comienza a notar mejoría.

“Nadie esperaba este tipo de resultados”. Nolan Wiliams, autor del estudio de Terapia de Neuromodulación Inteligente Acelerada de Stanford

Los 21 participantes tenían diagnosticada una depresión grave y no habían mejorado ni con antidepresivos, ni con la estimulación magnética habitual, ni con la terapia electroconvulsiva. Sin embargo, tras el estudio, 19 de ellos ya no se encontraban dentro del espectro depresivo. Los pensamientos suicidas que todos ellos tenían antes del tratamiento también desaparecieron.

Los investigadores tampoco tenían dudas de la seguridad de las mejoras en la técnica de estimulación. La dosis de 1.800 pulsos ya había sido utilizada sin problemas en otros trastornos como el Parkinson. Los únicos efectos secundarios fueron fatiga y algunas molestias leves durante el tratamiento.

Debido al éxito, los investigadores quieren realizar un segundo estudio más numeroso. También pretenden probar la nueva técnica en otros pacientes, como aquellos con trastorno obsesivo compulsivo, trastorno del espectro autista o con adicciones.

REFERENCIAS

Stanford Accelerated Intelligent Neuromodulation Therapy for Treatment-Resistant Depression

Estimular el cerebro para reducir la depresión