Michael Phelps y sus ocho oros, superando al mítico (ya no tanto) Mark Spitz; Usain Bolty su abrumadora forma de destrozar los récords de 100 y 200 metros; o un Rafa Nadal que no sólo es número uno de la ATP y oro olímpico, sino incluso “sex symbol”. ¿Qué es lo que tienen estos super-atletas que les hace diferentes del resto no sólo de los humanos sino de sus compañeros?

Los científicos no lo tienen muy claro, especialmente en casos como los del jamaicano y el estadounidense. Las características y requerimientos de cada deporte hacen que los atletas tiendan a parecerse todos al biotipo ideal. Sin embargo, Bolt es demasiado alto y no tan musculoso para encajar en el biotipo de un plusmarquista de velocidad, y Phelps ha vuelto locos a los nutricionistas tras asegurar que ingiere 12.000 calorías al día,seis veces más de lo aconsejado para una persona, y entre tres y cuatro veces más que un deportista de élite “normal”.

Una de las posibles explicaciones es que suplen sus puntos débiles con otros extraordinarios. Bolt es más lento en la salida porque no tiene la potencia muscular de los demás, pero sus largas piernas le permiten unas veloces y amplias zancadas. Asimismo, en opinión de Bengt Saltin, del Centro de Investigación de la Musculatura de la Universidad de Copenhage, la forma en que su músculo se inserta en el hueso se convierte en una especie de palanca que le ofrece una fuerza inesperada.

En el caso de Nadal, sus trabajados bíceps no son lo único que le ha ayudado a convertirse en el mejor tenista del momento. Las condiciones psicológicas también son muy importantes para aguantar la tensión de largas horas de partido, e incluso las capacidades visuales, que en el caso de los tenistas destacan sobre el resto, según un estudio de la Escuela Politécnica de Lausanne, Suiza.

Aquí puedes ver más imágenes de Rafa Nadal en la revista New York

Redacción QUO