Es una utopía: ciudades construidas sobre el mar y que flotan en un área de aguas internacionales donde la gente puede vivir de forma independiente creando nuevas naciones al margen del resto de países. Este concepto se denomina en inglés “seasteading”, que es una contracción de “sea” (mar) y de «homesteading» (colonización). Por lo tanto, es un proyecto que anima a construir poblaciones fuera de los territorios reclamados por los gobiernos.

Esta es la filosofía que mueve al Seasteading Institute, que espera construir su primera ciudad flotante en la Polinesia Francesa para que esté funcionando a pleno rendimiento en 2020. Si se llega a desarrollar finalmente esta idea, sería la primera ciudad en conseguir este estatus. Y les ha costado lo suyo conseguir convencer a los inversores, ya que llevan más de 10 años intentando mostrarles que no se trata de una utopía. Y no es para menos, porque cuando a uno le dicen si quiere vivir en una ciudad que flota sobre el agua es inevitable pensar en la película de Kevin Costner “Waterworld” (y no queremos eso para nuestro futuro, ¿o sí?).

El proyecto tiene previsto comenzar en los próximos meses, cuando se construya lo que será el núcleo de la ciudad, el edificio central. Eso sí, por el momento tendrán que dejar a un lado su idea de creación de un nuevo estado independiente. Al menos, así lo piensan los líderes de este proyecto Joe Quirck y Patri Friedman, que a pesar de tener la ley a su favor para poder hacer este proyecto real al margen de cualquier gobierno, no saben cómo reaccionarían los países cercanos ante estos vecinos flotantes. De ahí que, por el momento, cuenten con el favor de la Polinesia Francesa para llevar a cabo su sueño.

El objetivo, como podéis ver en las siguientes imágenes, pasa por la construcción de diferentes tipos de edificios como hogares, hoteles, oficinas, restaurantes… con un coste de 51 millones de euros. Aunque, calculan que el coste final puede llegar a los 142 millones. Se estima que un total de 225 personas lleguen a vivir allí.

Podéis conocer el proyecto más a fondo en este vídeo

Fuente: The New York Times