El sumo es el deporte de contacto más emblemático de Japón. Los grandes luchadores gozan de un estatus similar al de un semidiós, y las crónicas aseguran que el primer combate se celebró en el año 23 adC.

Los rikishi, que es como los llaman los japoneses, comienzan su entrenamiento a los quince años. La disciplina es realmente dura, y solo unos pocos llegan a destacar en este singular deporte.

Todos tenemos la imagen de un luchador de sumo como alguien con un sobrepeso descomunal (vestido con un característico pañal que recibe el nombre de mawashi), pero no siempre fue así. Viendo las fotos antiguas de esta galería se comprueba que los combatientes de antaño eran más atléticos. Pero, al ser un deporte en el que no hay un límite de peso, muchos de quienes lo practican tratan de conseguir ventaja sobre sus rivales a través del tamaño.

Los rikishi no desayunan. De esta manera se busca ralentizar su metabolismo para que lleguen con más apetito al almuerzo. Tienen que ingerir como mínimo una media de diez mil calorías diarias, repartidas en diez cuencos con sus respectivas raciones. 

Ese sobrepeso desmesurado que alcanzan algunos de ellos hace que su carrera deportiva no sea muy larga y que se retiren, generalmente, al cumplir 30 años (aunque algunos campeones las prolongan más tiempo). Momento en el que se someten a unas dietas muy estrictas para tratar de recuperar un peso más normal.

Fotos: Getty.