Va en serio. Igual que Isaac Newton desveló las leyes del movimiento que hacen que los planetas dancen en sus órbitas, que los satélites no caigan sobre nuestras cabezas y que las manzanas caigan siempre hacia el suelo, el profesor de la Universidad de California Carlo Cipolla ha descubierto cómo los estúpidos se mueven por todas las esferas sociales, arruinan los mejores planes y perjudican a sus semejantes sin obtener nada a cambio. No recibirá un Nobel por ello, pero sus leyes son vitales para el futuro de la humanidad.

No puedes escapar de ella

La primera ley establece que “siempre, inevitablemente, subestimamos el número de estúpidos en circulación”. Tener en cuenta esta revelación te ayudará a estar preparado para lidiar con una inevitable avalancha de boberías.

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Está en todas partes

Moverte entre reputados directivos, científicos laureados y grandes figuras del pensamiento no te librará de los estúpidos. En términos más académicos, la segunda ley reza así: “La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona”.

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Un pesado lastre social

Para Cipolla, los estúpidos son como agujeros negros que se tragan nuestro tiempo, energía, salud, dinero y buen humor: el conductor con incontrolada histeria, el tarugo que comienza todas las peleas… Nunca olvides su definición de a estos sujetos, según su tercera ley: “Una persona estúpida es un individuo que causa pérdidas a otra, o a un grupo, sin recibir ninguna ganancia, e incluso incurriendo en pérdidas para sí mismo”.

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Está infravalorada

“Quienes no lo son siempre subestiman el poder destructor de los estúpidos. En particular, olvidan constantemente que a todas horas, en todos los lugares y bajo cualquier circunstancia, tratar y/o asociarte con ellos acaba pagándose caro”. Si la cuarta ley ha funcionado desde el principio de los tiempos, las pérdidas que la estupidez ha infligido a la humanidad son incalculables.

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No hay tonto bueno

Son imprevisibles, temerarios, inconscientes, irresponsables y muchas más cosas, ninguna buena para Cipolla. “Un individuo estúpido es el tipo de persona más peligrosa”, dice su quinta ley. Para este profesor, son poco menos que bombas con patas.