¿Tenéis espíritu aventurero? Desafortunadamente, ya no quedan continentes ni islas por descubrir en nuestro planeta. Así que la única posibilidad para satisfacer esas ansias es mirar al espacio. Porque, ¿quién no ha soñado alguna vez con colonizar otro planeta?

Lo cierto es que el momento en que el ser humano se plantee intentar vivir en otro lugar que no sea la Tierra, aún está lejano. Pero, afortunadamente, podemos tratar de vivir algo similar gracias a No Man´s Sky de PlayStation 4, un nuevo juego de exploración y descubrimiento que ofrece una experiencia envolvente y única.

Exploración, lucha, supervivencia y comercio son las claves de este juego que nos permitirá viajar por el espacio, y en el que cualquier decisión que tomemos hará que los acontecimientos tomen un rumbo inesperado. ¿Sabremos estar a la altura de ese reto? Tal vez sí, tal vez no. Pero nunca está de más tomar ejemplo de los grandes maestros de la colonización espacial. Y nos referimos a los protagonistas de esta serie de magistrales novelas y películas que hemos seleccionado. Una serie de obras que han tratado de imaginar cómo serían los esfuerzos del hombre por explorar el Universo que nos rodea.

Crónicas marcianas (1950)

Hablar de esta obra de Ray Bradbury significa hacerlo de una de las cumbres de la literatura de ciencia ficción. En ella, el gran escritor nos ofrece una serie de relatos que son  independientes entre sí, pero que están unidos por un nexo común: la hipotética colonización de Marte por el ser humano.

 

Huyendo de los tópicos más fáciles del género, Bradbury nos ofrece una obra cargada de melancolía y reflexión, en la que realiza un certero análisis de algunos de los males de nuestra especie: el belicismo, el racismo y el miedo a lo que es diferente, la insignificancia del ser humano ante la inmensidad del cosmos…

 

En cierta forma, el libro establece un paralelismo entre esa colonización marciana y la del oeste americano (con la desaparición de los nativos del Planeta Rojo incluída). Pero todo ello está hecho sin caer en el discurso fácil, a través de unos relatos en los que lo poético brota en cada página.

 

La novela fue convertida en una serie de televisión protagonizada por Rock Hudson en 1985. Y, aunque se tomaba bastantes libertades respecto al original literario (debido a que había que darle una continuidad argumental a los deferentes relatos del libro), lograba conservar su espíritu.

 

 

Naves misteriosas (1972)

Douglas Trumbull se hizo famoso en 1968 por crear los magníficos efectos especiales de 2001, una odisea del espacio. Aquel éxito le animó a dar el salto a la dirección, y debutó con este filme que se convirtió instantáneamente en una película de culto.

El filme, ambientado en un futuro indeterminado, nos muestra cómo la deforestación del planeta ha obligado al ser humano a construir invernaderos en el espacio, donde se cultivan las únicas plantas existentes.

 El protagonista de la película (interpretado por el gran Bruce Dern) se encarga del cuidado de uno de estos invernaderos, con la única compañía de dos robots jardineros. Pero, cuando recibe la orden de destruir la instalación, programa a los robots para que dirijan la nave-jardín al espacio exterior, con la intención de salvar esas últimas reliquias del mundo vegetal.

 Naves misteriosas es un clásico de la ciencia ficción comprometida, cuyo mensaje ecologista y humanista provoca una sensación de melancolía y emotividad que ha sido igualado por muy pocas películas del género.

 

 

Forastero en tierra extraña (1961)

Robert A. Heinlein es otro de los grandes autores de la literatura de ciencia ficción. Y, en concreto, esta es su novela más famosa. Un título que influyó de forma notable en el nacimiento del movimiento hippy.

 

¿Cómo sería el primer hombre nacido en Marte? La novela de Heinlein arranca cuando la segunda misión tripulada llega al Planeta Rojo, buscando a un grupo de colonos que años antes fueron dejados allí. Todos han muerto, y el único superviviente es el hijo de una pareja de astronautas, que ha sido criado por los nativos de Marte.

 

Este humano marciano regresa a la Tierra, y se convierte en una especie de nuevo mesías que extiende un nuevo credo religioso basado en el panteísmo sexual.

 

No queremos hacer un spoiler demasiado grande, pero la historia finaliza con una Comunión extrema, con sus acólitos comiendo y bebiendo literalmente la carne y la sangre de este mesías marciano.

 

 

 

Planeta prohibido (1956)

¿Shakespeare en el espacio? En principio suena descabellado, pero así es. Nos encontramos frente a uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción de serie B (que en este caso es muchísimo mejor que muchos títulos de la categoría A), con la peculiaridad añadida de que el filme es una adaptación de La tempestad de William Shakespeare.

 

Adaptación libre en cuento al argumento. Cierto. Pero, que curiosamente sabe conservar el espíritu de la obra original.

 

Walter Pidgeon es un científico expatriado de la Tierra (trasunto del Próspero shakespiriano), que habita en un planeta desierto con su hija y un robot. El sabio, que alberga un odio absoluto a la humanidad, ha inventado un curioso ingenio que permite hacer realidad los miedos de cualquier persona, y con él planea su venganza.

 

La película es una obra maestra absoluta. Los sugerentes (y aún recatados) diseños que luce Anne Francis son un avance de los que llevará Jane Fonda en Barbarella años después. Y el robot del filme, Robbie, sigue siendo a día de hoy uno de los diez más famosos de toda la historia del cine.

 

 

Piratas de Venus (1934)

El escritor Edgar Rice Burroughs es recordado especialmente por haber sido el creador de Tarzán. Pero también tuvo una destacada trayectoria como autor de novelas de ciencia ficción. Esta es la primera de una serie de libros protagonizados por Carson de Venus, el primer colono humano en dicho planeta.

 

Por supuesto, el Venus literario no tiene nada que ver con el real. Es un planeta frondoso, poblado por bellas y sensuales princesas, misteriosos hombres halcón, y piratas de monstruoso aspecto.

 

Pura delicia pulp, propia de unos tiempos que nunca volverán.

 

 

 

Atmósfera cero (1980)

La minería espacial es un proyecto que la humanidad ya acaricia seriamente. Aunque, evidentemente,  todo indica que será una tarea hecha por robots.

 

Pero, hace cuatro décadas, Peter Hyams ya fantaseó con ella en este clásico protagonizado por Sean Connery. La película se ambienta en una de las lunas de Saturno, donde vive una comunidad de trabajadores que se dedican a la minería espacial.

 

El personaje de Connery es el jefe de policía, que investiga quién está vendiendo un tipo de droga que vuelve locos a los mineros, y les hace desprenderse de su traje presurizado cuando están en el espacio.

 

En realidad, el filme (estupendo por otra parte) es un remake en clave galáctica de Solo ante el peligro. De hecho, esa comunidad de mineros espaciales está descrita casi como si fuera un poblado del salvaje oeste.

 

 

 

La fundación (1951)

Son muchos quienes consideran que esta serie formada por varios libros es la cumbre de la obra de Isaac Asimov.

 

La trama se ambienta en un futuro lejano, en el que el ser humano ha logrado colonizar varias galaxias, formando una especie de imperio espacial. Pero esa estructura de poder está a punto de colapsar. ¿La causa? La creencia de que el hombre ya ha alcanzado el tope de la innovación tecnológica, lo que provoca que el sistema empiece a anquilosarse.

 

La fundación es una obra densísima, donde Asimov explora conceptos económicos y filosóficos muy audaces (especialmente el de la llamada Psicohistoria), y que requiere un gran esfuerzo por parte del lector, ya que huye de cualquier tópico o recurso fácil.

 

 

 

Marte (2014)

La última película de Ridley Scott nos mostraba las peripecias de un supuesto náufrago espacial. El personaje de Matt Damon era abandonado accidentalmente en la superficie del Planeta Rojo. El astronauta utiliza todo su ingenio para poder sobrevivir, y asistimos a cómo intenta fabricar agua, y cómo lleva a cabo la primera cosecha de patatas marcianas.

 

 

 

Robinson Crusoe en Marte (1964)

Pero, mucho antes que Matt Damon, el protagonista de este simpático ejemplo de la serie B, ya había quedado abandonado en el Planeta Rojo. Como su título bien indica, el filme es una versión en clave de ciencia ficción de la gran novela de Daniel Defoe. Y este Robinson marciano tiene incluso su Viernes particular que, como no podía ser de otra manera, es un alienígena.

 

Un chalado en órbita (1966)

Y para acabar, nada mejor que un poco de humor. Porque, la colonización espacial teniendo a Jerry Lewis de protagonista, no puede ser nada excesivamente serio.

 

Lewis y Connie Stevens son un matrimonio de astronautas elegidos para habitar la primera base lunar americana. El problema es que los soviéticos han tenido la misma idea, y han creado otra base con una pareja de astronautas rusos.

 

Si además tenemos en cuenta que la cosmonauta rusa es al curvilínea Anita Ekberg, los problemas están servidos.

 

Celos, intentos de cambios de pareja, cuitas conyugales… La película es una divertida sátira, que demuestra que los problemas del ser humano no cambian ni viviendo en el espacio.