Hace un año uno de los peores terremotos de la historia de Nepal dejo un saldo de más de 8.500 muertos, 9.5 millones de personas con necesidad de asistencia humanitaria, 2.8 millones de desplazados y 1.4 millones con necesidad de alimento; provocando a su vez la destrucción de pueblos enteros sepultados por escombros y tierra a causa de los aludes en las regiones cercanas a los Himalayas, y también la perdida de monumentos milenarios patrimonios de la humanidad.
Transcurría el domingo 22 de Abril por la mañana, alrededor de las dos de la tarde.

El fotógrafo Mariano Fuentes se encontraba aquel día en el Sur de la India, y se enteró del terrible suceso a través de una llamada de móvil. «La decisión de viajar al lugar de la tragedia no fue fácil de tomar, ya que estaba colaborando con una ONG, y debería cambiar todos mis planes, sumado al riesgo que presupone visitar un lugar afectado por un desastre natural. Ciertas dudas que tenía fueron vencidas por mis motivaciones, un par de días después tome la decisión de volar a Katmandú; sentí que era una oportunidad para poder colaborar, e informar los sucesos», recuerda el reportero gráfico.

Las fotos que aquí os mostramos son una muestra del magnífico trabajo que Fuentes realizó aquellos días. «A medida que transcurrieron los días me fui informando de los barrios afectados, de las infraestructuras colapsadas, de historias de familias que perdieron sus hogares, las cuales continuaban en los campamentos precariamente instalados en plazas públicas , del problema de la falta de agua potable, de las tareas de búsqueda e identificación de cuerpos», relata el fotógrafo.

Mariano Fuentes vivió en persona la fuerte réplica que se produjo unas semanas después del terremoto principal, y recorrió también los improvisados campamentos en los que se agolpaban cientos de personas que lo habían perdido todo. «A pesar de la triste realidad de estas personas, no dejó de sorprenderme su gran amabilidad, hospitalidad y respeto. Saludaban con una sonrisa autentica, te recibían con lo poco que tenían. Pero, me llamó especialmente la atención como la inocencia de los niños, a través de sus juegos y travesuras, mantenía en el campamento una cierta aura de alegría» relata. Uno de aquellos refugiados era Sanjeep Khadka, un hombre de 21 años de edad, quie vivía con su padre, madre y dos hermanas mayores, y con sus tres niños, en una tienda de campaña de la Cruz Roja, y que aparece en algunas de sus fotos.

El increíble trabajo fotográfico de Mariano Fuentes ha quedado como un valioso testimonio de aquella tragedia.

Fotos publicadas por cortesía de Mariano Fuentes.

www.marianofuentes.com

www.instagram.com/fuentesmariano/

www.facebook.com/marianofuentes86