Si prácticamente desapareciesen las aguas de los mares y de los ríos, el planeta se enfrentaría a una catástrofe apocalíptica. El ilustrador Joel Krebs ha tratado de plasmar cómo sería el panorama tras un desastre semejante. Hay que reconocer que sus creaciones son brillantes aunque, a nuestro juicio, tienen un pequeño fallo: la presencia de humanos. Si nos quedáramos casi sin agua aquí no iba a sobrevivir ni el apuntador.