A finales del siglo XIX, un especialista de la medicina con conocimientos de mecánica llamado Gustav Zander, diseñó una serie de ingenios que sirvieran para ayudar a las personas a mantener una buena forma física. Vistas con los ojos de hoy, algunas de esas máquinas (las menos) siguen existiendo, con las lógicas modificaciones, en los gimnasios actuales. Pero, otras, resultan de lo más extrañas.