El mantenimiento de tu bicicleta
Semanal. Presión de los neumáticos: inflar de acuerdo a la superficie. Menos presión, más agarre, pero más desgaste. Freno: correcto funcionamiento y desgaste de cables.
Mensualmente. Realizar una limpieza a fondo de la bici. Control de la dirección. Revisión de los neumáticos y de su dibujo. Comprobar las baterías de las luces.
Una vez al año. Repaso general de los tornillos (manillar, pedales, ruedas, etc.). Engrasar cadena. Cierre de las ruedas. Control de las zapatas (las “pastillas”) del freno.

>Iluminación: de carga solar, cinética o a baterías, el accesorio más importante  
  Los únicos elementos de uso obligatorio. Aunque la mayoría de las marcas anuncian la potencia de sus luces en vatios, lo que importa es la cantidad de luz que emiten, y esto depende del reflector. Si no puedes probar las luces en la oscuridad, una proporción adecuada es de al menos 3 W (unos 200 lúmenes para carril bici y 300 para carretera en la luz delantera, siempre blanca). La trasera, siempre roja y, si puede ser, que parpadee. Como mínimo 1 W (cerca de 25 lúmenes) y si se va a usar también de día (recomendable), mejor de 2 W.

Lo primero es conocer la ruta

La más rápida o la más segura? Al trabajo se va, obviamente, en las horas de mayor tráfico; por eso, la recomendación de los expertos es clara. Juan García Alberdi, redactor de En Bici por Madrid, señala que “la mejor opción es combinar calles tranquilas con sendas específicas. Se puede realizar una prueba del recorrido un fin de semana para recordar la ruta y prestar atención al tráfico una vez en camino”. Su web ofrece acompañarte para elegir la más adecuada. Muchas ciudades tienen mapas que señalan las vías menos transitadas. Basta poner en el buscador “Bicicleta, calles tranquilas” y la ciudad deseada.

La elección más acertada para cada usuario

Cómo decidir ¿Será utilizada solo para ir al trabajo o también para paseo y/o carretera? Evaluar el peso, si hay que subir ascensores y acceder a la red de Metro o Cercanías. Debe llevar guardabarros, para evitar que cualquier salpicadura manche la ropa. Por último, las ruedas. A mayor experiencia, más delgada puede ser. Esto da menor superficie de rozamiento y mayor velocidad. Pero cuidado con el dibujo; si en la región llueve mucho, debe tener buen relieve para garantizar que no haya patinazos.

El pedalear no ocupa lugar

Plegables. “No solo debería ser plegable, también portátil”, añade García Alberdi, “porque hay bicicletas que sí, son plegables, pero a la hora de llevarlas en la mano, en el Metro, pesan 20 kilos y es imposible”.  A esto se añade que son las únicas que las redes de Metro de España permiten subirlas a los vagones, en hora punta.
De paseo. Son las más habituales. Fácil de conseguir repuestos, más económicas y sencillas de reparar. Al ser de mayor altura, brindan mejor visibilidad. Tienen un nivel de confort mayor, pero no se pueden subir al Metro y son más pesadas que los modelos antes mencionados.
Eléctricas. Son las más caras de todas las opciones. Y también las más pesadas. Una carga completa tarda entre 3 y 4 horas, y la batería generalmente sirve para unas 1.000 cargas. La autonomía varía dependiendo del nivel de asistencia: si es bajo una carga sirve para 60 km aproximadamente. Si es alto, para unos 40 km.

Los accesorios más básicos

Iluminación   
Es el elemento de prevención vital en el ciclismo urbano. Permite ver y ser visto. Hay que evaluar más la visibilidad que el diseño.

Los accesorios más básicos

Ojo, el coco  
Aunque no sea obligatorio, hay cascos que, por el grado de protección y confort que brindan, vale la pena tener. El Torch cuenta con luces frontales y traseras y el Morpher es un casco plegable y seguro antigolpes.

Los accesorios más básicos

Abrigándose  
El uso de chaleco reflectante no es obligatorio, pero no está de más utilizar colores llamativos, impermeables y transpirables.

Vete con cabeza

Solo hasta los 16 años es obligatorio el uso de casco. A partir de esa edad es opcional. Para ir al trabajo hay que tener en cuenta varios detalles a la hora de comprarlo. Primero, que no sea abierto, o cuando llueva no habrá modo de evitar calarse. También hay que tener en cuenta que si el trayecto es corto, pero los traslados son numerosos, mochila, bicicleta, candado y casco pueden constituir demasiado “equipaje de mano”. Hay cascos plegables que resuelven el dilema.

Cómo enfrentarse al tráfico de la ciudad

A. detenerse. “Existen tres señales obligatorias que los ciclistas urbanos deben realizar”, señala García Alberdi, “y el objetivo es anticipar nuestras maniobras a los conductores que nos rodean”. Con el brazo izquierdo extendido hacia abajo, a 45º del cuerpo, significa que nos detendremos.
B. Giros. Se señala con la mano extendida en el sentido del giro y utilizando el brazo correspondiente.
C. Lado de la calzada. Actualmente, las organizaciones de ciclismo urbano están luchando para que los nuevos ciclistas se acostumbren a no ir por el lado derecho, sino por el centro de la calzada. “De este modo son más visibles a los conductores”, explica García Alberdi, “y los accidentes se reducen”.

Para ir siempre como un pincel

Si vas al trabajo en bici, te puedes sentir incómodo por el sudor de pedalear. Evítalo con prendas de fibras naturales absorbentes y transpirables, o llevando ropa limpia en la mochila para cambiarte. Si tu puesto exige llevar chaqueta, puedes plegarla como te indicamos a la derecha.