Tras haber vivido en el vientre de un oso, sobrevivir 20 días viviendo como un topo excavando un túnel, aislarse en una caverna durante 120 horas y atravesar Francia en línea recta, el artista francés Abraham Poincheval está listo para una nueva y curiosa aventura: vivir durante dos meses en una botella gigante de seis metros de largo por dos metros de ancho y recorrer 500 kilómetros del Ródano.

Según explicó a EFE el artista francés, «me gusta entrar en las cosas y vivirlas desde el interior, donde se confunde la frontera entre la realidad y el sueño». Para llevar a cabo su personal hazaña, Poincheval ha estado metido en su peculiar mundo de cristal durante diez días para aclimatarse al lugar donde viajará las próximas semanas. A través del cristal de cinco milímetros de espesor ha visto como un montón de curiosos se acercaban hasta la localidad de Port-Saint-Louis-du-Rône, en la Costa Azul francesa, para ver su excéntrico invento.

A partir de los diseños del artista, un artesano de la Costa Azul Francesa fabricó la casa-botella. El tapón le hace a la vez de respiradero y puerta de entrada a la botella, donde dispone de víveres, bombonas de agua, captores solares para generar energía y una cama. También dispone de una capa de lluvia que le facilita algo de intimidad para efectuar sus necesidades higiénicas.

Según explica Poincheval estaba agobiado por diferentes cuestiones, como el calor «ya que el interior puede alcanzar los 47 grados centígrados». Su viaje no está exento de tintes literarios, ya que está inspirado en el País de las Maravillas donde Alicia accedía a un mundo extraño tras beberse el contenido de una botella que la convertía en un humano de apenas 25 centímetros.

Fuente: en.prothom-alo.com