Jueves, día oficial del orgasmo

Bien por la proximidad del viernes o por mera cuestión biológica, está demostrado que el jueves es el día de la semana que predispone a una mayor actividad sexual. Los niveles de testosterona alcanzan su pico y los de estrógeno se multiplican por cinco, sobre todo a primera hora de la mañana, según concluyó un estudio de London School of Economics and Political Science, en el Reino Unido. Este brío que despliega nuestro organismo se palpa también en el ámbito laboral, ya que el jueves resulta ser también la jornada más productiva de la semana. 


Posturas terapéuticas para mejorar el sexo

La clave para mantener la erección y disfrutar plenamente de las relaciones sexuales está en la postura. La clínica Boston Medical Group ha diseñado un programa de movimientos en cada fase que tratan de ayudar a regenerar ciertos hábitos en la relación. En un primer momento, el de los preliminares, los médicos aconsejan tácticas para conocer nuestro propio cuerpo y el de nuestra pareja: juegos, caricias, sexo oral… Preámbulos que consiguen una perfecta lubricación en la mujer y una erección plena en el hombre. En la siguiente fase, aunque el deseo sea intenso, los movimientos deben ser aún suaves y cortos. Si la estimulación es moderada, el hombre conseguirá retrasar la eyaculación y disfrutar del momento con mayor efusión. La posición idónea sería con la mujer en posición horizontal y las piernas estiradas o la postura de la “cuchara”, muy placentera para la mujer. Puede hacerlo también con una penetración profunda, con la mujer boca abajo y las piernas situadas dentro de él para apretar el pene y conseguir una penetración muy satisfactoria para los dos.

Un clavo no saca otro clavo

El sexo rebote, es decir, las relaciones que se inician para vengarse de una pareja rota o para superar una pena, no alivia el dolor y, lejos de acelerar el proceso de recuperación, lo ralentiza. Así se desprende de una investigación realizada en la Universidad de Missouri Columbia a partir de la experiencia sexual de 170 estudiantes que acababan de sufrir una ruptura amorosa. A pesar de esta conclusión, lo cierto es que a menudo los amantes tratan de calmar su furia con sexo. Y cuanto mayor es la angustia que ha provocado la separación, más fuerte es esa propensión sexual, aunque estas nuevas relaciones acaben siendo efímeras y poco exitosas, tanto que después de 25 o 28 semanas estas personas acaban desdeñando este hábito.