Roman Polanski jugando a los piratas

El director polaco se lo pasó como un auténtico niño en el rodaje de Piratas (1988), película que fue un sonado fracaso comercial, pero que le permitió hacer realidad uno de sus sueños de infancia: rodar un filme de aventuras al estilo clásico. Aquí le vemos en primer término acompañado por varios de los protagonistas, entre ellos Water Matthau, Chris Champion y Charlotte Lewis.

Clint Eastwood y la Benemérita

El mítico actor norteamericano fumando un cigarrillo con Aldo Sambrell y un agente de la Guardia Civil durante un descanso en el rodaje de La muerte tenía un precio en Almería. Curiosamente, el agente lleva un winchester. Ignoro si se trataba de su arma reglamentaria (lo que me extrañaría mucho), o si empuñó para la foto uno de los rifles de atrezzo de la película.

Bruce Lee bailando el cha cha cha

Pues si. Años antes de convertirse en el rey de las artes marciales, Bruce Lee se coronó como campeón de cha-cha-cha de Hong Kong. Viéndole con esas gafas de pasta parece hasta un chico modosito. Pero nada más lejos de la realidad. En aquellos años, el muchacho andaba liado con pandillas juveniles y se metía en problemas un día si y otro también. Fue por eso, para alejarle de las malas compañías, por lo que su padre le envió a San Francisco, con un tío suyo que trabajaba en el teatro. Gracias a esa experiencia, Bruce inició su exitosa, pero también efímera, carrera como actor.

La hora de la comida de Frankenstein

En el cine el tiempo vale oro. Por eso, es normal que los actores caracterizados en un rodaje no se quiten el maquillaje durante los descansos. Aquí vemos a Christopher Lee comiendo en la cantina de los estudios Hammer con el rostro cubierto de látex durante el rodaje de La maldición de Frankenstein (1957).

Eernest Borgnine se refresca

Pese a que todo el mundo le recordamos basicamente por sus papeles de villano o de tipo duro (aunque ganó el Oscar dando vida al buenazo de Marty), quienes le conocieron afirman que Ernest Borgnine era un tipo encantador. Aquí le vemos en una simpática imagen tomándose un polo para combatir los rigores del calor mexicano durante el rodaje de Grupo salvaje (1969).

El sex appeal de Godzilla

Debajo del traje de Godzilla se encontraba un actor llamado Haruo Nakajima, quien encarnó al monstruo en más de veinte películas. Dado lo pesado y caluroso del disfraz, el intérprete perdía entre quince y veinte kilos en el rodaje de cada película. Pero la experiencia también tenía su lado bueno, y aquí aparece «ligando» con una fan nipona.

Un bobby llamado Mick Jagger

Pues sí, señoras y señores. El policía de la foto no es otro que el líder de los Rolling Stones, caracterizado para una escena de Ned Kelly (1971), película en la que debutó como actor interpretando  a un legendario bandido australiano de idéntico nombre. En esta  escena concreta, se camufla con el uniforme de un policía local de la época para llevar a cabo uno de sus atracos.

Desvistiendo a Jane Fonda

La hija de Henry Fonda se convirtió en uno de los sex symbols de finales de los años sesenta gracias a la película Barbarella. Basada en el cómic más o menos erótico de Jean claude Forest, la Fonda estaba realmente esplendorosa en este filme en el que protagonizaba un striptease en ingravidez y llegaba incluso a hacer que reventase la máquina que debía matarla de un superorgasmo. La foto la muestra posando mientra su marido (y también director del filme) Roger Vadim destruía estratégicamente uno de los sugerentes modelos que Paco Rabanne diseñó para la película.

Sean Connery contra el Minotauro

Sean Connery, en su papel de Teseo, recibiendo instrucciones del director terry Gilliam, para el rodaje de su escena de la lucha contra el Minotauro, en la película Los héroes del tiempo (1982).

Dustin Hoffman… rejuveneciendo

El actor, durante el rodaje de Pequeño gran hombre (1970), quitándose el impresionante maquillaje que le transformaba en Jack Crabb, un anciano de 121 años, supuesto superviviente de la batalla de Little Big Horn. La caracterización de Hoffman como anciano centenario (obra de Dick Smith) fue tan asombrosa que acabó premiada con un merecido Oscar.