“Más vale morir de pie que vivir de rodillas”

Ernesto «Che» Guevara. Guerrillero argentino (1928-1967)

Heroica máxima supuestamente pronunciada por el mítico revolucionario. Pero anteriormente se le atribuyó a Dolores Ibárruri, “la Pasionaria”, y mucho antes aún a Emiliano Zapata, aunque los historiadores no han podido determinar que ninguno de ellos la dijera realmente.

“Tocala otra vez Sam”

Humphrey Bogart. Actor estadounidense (1899-1957)

Probablemente sea la frase más recordada de la película Casablanca, y una de las más conocidas de la historia del cine. La lástima es que se trata de un falso recuerdo, porque el actor no la pronuncia en la película. En realidad, la frase es “Tócala para mí… Toca El tiempo pasará», y la dice Ingrid Bergman. Ese Tócala otra vez, Sam, es el título de una obra de teatro de Woody Allen (Play it again, Sam) que trata sobre un mitómano fascinado con Bogart y Casablanca.

“Que la fuerza te acompañe”

Alec Guinness. Actor británico (1914-2000)

Es otra de las frases míticas de la historia del cine. Supuestamente se la dice el personaje de Obi Wan Kenobi a Luke Skywalker en La guerra de las galaxias. Pero la próxima vez que veas la película, si afinas el oído, comprobarás que la frase exacta es otra: «La fuerza siempre estará contigo».

“No siento las piernas”

Sylvester Stallone. Actor estadounidense (n. 1946)

Gracias a cierto humorista español, casi todos hemos creído que dicha frase pertenecía a la película Rambo. Pero no es así. Quien la dijo realmente fue el actor John Savage en El cazador.

“Se puede engañar a algunos todo el tiempo…”

Abraham Lincoln. Presidente estadounidense (1809-1865)

… y se puede engañar a todos durante algún tiempo. Pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Tan contundente frase no aparece en los diarios, ni en las memorias, ni en ninguno de los discursos del admirado político.

“El fin justifica los medios”

Nicolás Maquiavelo. Diplomático florentino (1469-1527)

¡Cuantas tropelías se habrán justificado a lo largo de la historia echando mano de esta supuesta cita de Maquiavelo! Pero lo cierto es que lo que en realidad escribió el pensador italiano en su obra El príncipe fue: “Aquellos que triunfan nunca resultarán avergonzados por el modo como hayan triunfado”. En ella también puede encontrarse otra frase (esta, quizá un poco más parecida a la que ha llegado hasta nuestros días), que dice: «Al valorar una acción, uno debe considerar siempre los resultados finales».

“Las personas son ilogicas e irracionales pero amadlas de todas formas”

Madre Teresa de Calcuta. Monja macedonia (1910-1997)

Es tendencia mayoritaria la de creer que la autora de tan hermosa frase fue la admirada misionera, pero en realidad está extraída de una obra titulada Los diez mandamientos paradójicos, escrita por el pensador Kent M. Keith.

“El estado soy yo”

Luis XIV, rey francés (1638-1715)

La tradición dice que en 1655, el soberano, al enterarse de que el Parlamento de París se había reunido a sus espaldas, abandonó una cacería y se presentó allí ataviado con su traje de montería, e interrumpió el cónclave político pronunciando la tajante frase por la que ha pasado a la historia. Pero los estudiosos dudan de que la anécdota sea verídica. Dicen que en aquel momento el soberano era un mozalbete de 17 años y muy poco impulsivo, además de parco en palabras.

“Conocete a ti mismo”

Sócrates. Filósofo griego (470-399 a. C.)

En realidad, el pensador heleno no dejó nada escrito, y los historiadores creen que realmente es una sentencia del Oráculo de Delfos.

“El mejor indio es el indio muerto”

George Armstrong Custer. Militar estadounidense (1839-1876)

Se le atribuye comúnmente al comandante en jefe del Séptimo de Caballería, pero en realidad quien la dijo fue otro militar estadounidense, el general Phil Sheridan. La pronunció durante una conferencia con un jefe arapahoe llamado Tosawhi y apodado “el indio bueno”. Cuando Sheridan se enteró de dicho alias, pronunció con desprecio la famosa frase.

“Si por un momento Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo…”

Gabriel García Márquez. Escritor colombiano (n. 1928)

Así comienza un conocido poema atribuido al autor de Cien años de soledad, pero cuya autoría el propio escritor se encargó de desmentir, aunque parece que pocos se han enterado. Gabriel García Márquez es, después del argentino Jorge Luis Borges, el narrador al que más textos ajenos y anónimos se atribuyen.

“Perdonen que no me levante ”

Groucho Marx. Cómico estadounidense (1889-1977)

Es creencia común que dicha frase figura como epitafio en la lápida del más mordaz de los Hermanos Marx, como ejemplo postrero de su macabro humor negro. Pero la realidad es que en su tumba solo puede leerse: “Groucho Marx. 1889-1977”.

“Primero vinieron a por los comunistas, pero como yo no era comunista, no dije nada…”

Bertolt Brecht, escritor alemán (1898-1956)

“… Después vinieron a por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era ni lo uno, ni lo otro. Después vinieron a por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y en ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí”. Así versa este emocionante poema contra la cobardía y el inmovilismo, falsamente atribuido al famoso autor de La ópera de cuatro cuartos y Madre Coraje. Porque en realidad ni siquiera es un poema. Se trata de un fragmento de una comprometida pastoral pronunciada en 1945 por un reverendo protestante holandés llamado Martin Niemöller.

“Algunas veces, un cigarro solo es un cigarro”

Sigmund Freud. Neurólogo austríaco (1856-1939)

Aunque encaja perfectamente con la personalidad del padre del psicoanálisis, lo cierto es que la frase nunca fue pronunciada por él. Su autoría corresponde al periodista Wilhelm Dieterle, quien la utilizó en un artículo para tratar de ironizar sobre las teorías de Freud. A su vez, el redactor estaba parafraseando otra conocida cita de Rudyard Kipling, que dice: “Una mujer solo es una mujer, y un cigarro la mayoría de las veces no es nada más que humo”.

“Ladran, Sancho, luego cabalgamos”

Miguel de Cervantes. Escritor español (1547-1616)

No la busques en El Quijote, porque no la encontrarás. Dicha frase jamás fue escrita por Cervantes, ya que realmente pertenece a una obra de Miguel de Unamuno titulada Vida de don Quijote y Sancho.

“Sangre sudor y lagrimas”

Winston Churchill. Político británico (1874-1965)

La frase, tal cual, pertenece al guión de la película Metrópolis, que fue escrito por Thea von Harbour, esposa de Fritz Lang, y que acabó convertida en una de las ideólogas del partido nazi. Paradójicamente, Churchill retomó la máxima para arengar a su país en la lucha contra el nazismo, durante un discurso pronunciado en 1943. Lo que ocurre es que pronunció la frase con alguna ligera variación: “No tengo otra cosa que ofrecer que sangre, lágrimas, fatiga y sudor”.

“No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”

François-Marie Arouet, Voltaire. Filósofo francés (1694-1778)

¿Quién no se ha estremecido de emoción al escuchar la célebre máxima con la que el admirado pensador supuestamente defendió la libertad de expresión y de ideas? Lamentablemente, nunca escribió ni dijo tan contundente sentencia. Su autora fue realmente Evelyn Beatrice Hall, quien la escribió en 1906 en The friends of Voltaire, una obra de teatro en torno a diez supuestos amigos del filósofo francés.