El Hylobate

Fantasioso retrato de 1812 de esta especie de primates conocidos como gibones. En el pasado, algunas fuentes los emparentaban con el yeti.

La cinta Patterson-Gimlin

La presunta prueba sobre la existencia del bigfoot que más ha dado que hablar es la cinta filmada por Roger Patterson y Robert Gimlin en octubre de 1967, a orillas del río Klamath (California). Dura 57 segundos y en ella se puede ver un extraño homínido caminando para ponerse a salvo de la vista de los dos criptozoólogos. Lo más gracioso es que algunos aficionados al fenómeno creen haber identificado el sexo del ejemplar y aseguran que es una hembra. Su nombre, Patty.

Roger Patterson

Compara el tamaño de su pie con la huella que supuestamente encontró en el bosque donde filmó sus controvertidas imágenes del yeti americano.

Tintín y el Yeti

Pocos críptidos pueden presumir, como el yeti, de ser protagonistas del mejor cómic de la historia. Así lo determinó una votación publicada en noviembre en la revista francesa Lire, que eligió a Tintín en el Tíbet como el mejor cómic de todos los tiempos.

Goodall y otros

Algunas personalidades ilustres tambien han alimentado la leyenda del yeti. La primatóloga Jane Goodall declaró en 2003 que estaba convencida de su existencia. Y Edmund Hillary, en la primera expedición que coronó el Everest, también dijo haber hallado varias huellas.

El avistamiento más reciente

En 2010, un pescador grabó en el río McKenzie de Oregón esta imagen de otro supuesto bigfoot.

Y el yeti le dio la mano a James Stewart

En 1959, el actor James Stewart (estrella de filmes como Vértigo y ¡Qué bello es vivir!) estaba de vacaciones en la India con su esposa, Gloria McLean, y su amigo Kirk Johnson (un empresario petrolero). Mientras estaban en el Gran Hotel de Calcuta, se les acercó el aventurero Peter Byrne, quien había robado huesos de la mano de un supuesto yeti que se encontraba en un templo nepalí. Byrne le entregó los restos al actor y le pidió que le ayudara a sacarlos del país, ya que los guardias del aeropuerto no registrarían el equipaje de una estrella de Hollywood. Y así, los restos fueron sacados envueltos en la ropa interior de la mujer de Stewart. Durante años se especuló sobre si la llamada “mano de Pangoboche” pertenecía a un yeti, a un neandertal o a una persona. En 2011, la Universidad de Edimburgo solucionó el misterio: contenía ADN humano. Pero Byrne no desistió y consiguió otros supuestos restos del abominable en expediciones posteriores, incluyendo un pedazo de excremento y un supuesto cuero cabelludo.