Tu madre se ha comido a mi perro

Y me ha vomitado sus tripas en la cara. Ya puestos. Los distribuidores españoles le podían haber colocado ese subtitulo a este festín gore de Peter Jackson (director de El señor de los anillos), que en realidad se llamaba Braindead (Cerebro muerto). Cuando se estrenó en 1994, mucha gente se quejaba en los cines porque habían ido a verla pensando que era una comedia y no un festival de horrores.

El Gran Gatsby

¿Un libro para pedantes? Eso es lo que habría pensado el público si Scott Fitzgerald hubiera llamadoTrimalcione en el West Egg a su novela conocida como El Gran Gatsby.

¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?

una de las últimas obras de Paul Gauguin. Su rimbombante título está más que justificado, ya que las figuras del lienzo describen todo el ciclo vital del ser humano, desde el nacimiento hasta la muerte.

Ice Princess

El titulador
tóxico. En España se conceden cada año los premios Toxic Awards, a los filmes peor traducidos. Y desde 2006 en la categoría de La flauta no sonó ni por casualidad sigue imbatible: Soñando, soñando, triunfé patinando. Alucinante y ñoño nombre para un cuento de hadas sobre una petarda convertida en estrella del patinaje, cuyo título original era Ice princess.

Terror de hipermercado

La compañía Bookseller organizó un concurso para buscar el libro con el título más anticomercial. Y la ganadora fue una obra llamada Los carritos de supermercado extraviados en el Este de América. Una guía de campo para reconocerlos. Apasionante, ¿verdad? Pero, a veces, un título estrafalario oculta una obra fascinante. Como El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas en verano, elegida por la revista Mad movies como el filme con el título menos atractivo de la historia, pero que en realidad es una película soberbia.

Vicky Cristina Barcelona

Hay ocasiones en las que todo el mundo se pone de acuerdo. Y no hay un solo hispanohablante que no crea que el título de la nueva película de Woody Allen no solo no es pegadizo, sino que además suena peor que un puñetazo. El cineasta ha justificado su extraña elección afirmando que quería juntar los nombres de las tres protagonistas del filme, que son las dos chicas, encarnadas por Penélope Cruz y Scarlett Johansson, y la propia ciudad de Barcelona. Inicialmente, se iba a llamar Medianoche en Barcelona, que, sin ser el colmo de la originalidad, suena mejor.

El mañana será otro día

¿Rhett Butler en el MI6? Semejante título parece más apropiado para una de James Bond que para un melodrama sobre la Guerra de Secesión. Pero así es como Margaret Mitchell se planteó llamar a la novela (y luego filme) que hoy conocemos como Lo que el viento se llevó.

La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo

putrefacción
en directo. El artista británico Damien Hirst compró el cadaver de un tiburón tigre en Australia y lo exhibió sumergido en un tanque con líquido, tras bautizar la pieza con el rimbonbante titulito que aparece arriba. A medida que el escualo se iba pudriendo, el agua se oscurecía hasta que fue imposible ver nada. Cuando el animal quedó totalmente desintegrado, Hirst lo remplazó por un nuevo ejemplar.