Un helado, un orgasmo

Gabi Jones padece desorden de excitación genital: su sistema circulatorio riega en exceso los órganos sexuales, propiciando una excitación constante y una cercanía al orgasmo casi permanente. A Jones, de 25 años, su sistema nervioso le desencadena ese mecanismo cuando come helados. Cuando descubrió este detalle, le cogió tanto el gusto que ha pasado de pesar 95 kilos a sobrepasar los 200. Y vende al mundo su “desgracia” en www.gaininggabi.com

El vaso emborracha

Si el vaso es de forma discontinua –por ejemplo, más ancho arriba que abajo–, tendemos a beber más deprisa que si es de tubo, o sea, uniforme. Lo han descubierto en la Escuela de Psicología Experimental de Bristol (RU). El equipo cree que es porque en los de forma variada es más difícil calcular cuánto hemos bebido. Lo curioso es que el experimento desveló que este cambio de velocidad solamente ocurre cuando ingerimos bebidas alcohólicas, no con refrescos ni agua.

Miel de ‘lacasitos’

Esto sí que es equivocarse de planta. Cerca de Estrasburgo (Francia) hay una fábrica que emplea residuos de todo tipo para generar biogás. Entre la materia prima que suministra a esta planta están los desechos de una fábrica de chocolatinas de colores M&M’s. Una abeja lista descubrió hace pocos meses los dulzores facilones y abundantes que se podían obtener allí con mucho menos esfuerzo que en las plantas del campo. Así que avisó a las demás y entre todas llenaron los panales de miel… de colores. Cuando los apicultores se dieron cuenta y ataron cabos, tuvieron que retirarla del mercado. Ahora, han pedido a la industria que tome medidas para que los insectos no puedan entrar en sus depósitos. Bonita ruina.

El caso de las tuberías que teñían el pelo de verde

Algún misterio se cernía sobre la ciudad sueca de Anderslöv. A todos sus habitantes se les iba poniendo el pelo verde. El químico Johan Pettersson se llevó el jocoso premio Ig Nobel a las investigaciones más peculiares del año por descubrir que el culpable era el agua caliente mezclada con el cobre de las tuberías en mal estado, que actuaba como un tinte natural. 

La Torre Eiffel encoge, o eso parece

Bueno, más bien dependiendo de la postura. Resulta que la torre más famosa de París puede parecer más pequeña si la miras inclinándote hacia la izquierda. Este hallazgo, prescindible para la Humanidad, realizado por los psicólogos Tulio Guadalupe, Anita Eerland y Rolf Zwaan, es un poco menos estúpido de lo que parece. En realidad, estos científicos estudiaban cómo las funciones motoras interfieren en las habilidades cognitivas. Concretamente, trataban de saber cómo las variaciones de postura influyen en nuestros cálculos de tamaños y distancias. Y lo mejor es que la investigación se llevó a cabo sin estar delante de la Torre Eiffel; su subió a 33 estudiantes en una tabla de equilibrio de la consola Wii y se les proyectó una imagen del monumento.

La increíble larva con cara de calavera

Dudaban de si esta polilla Phyllodes imperialis se habría extinguido del todo, ya que se sabe hace décadas que quedan muy pocos ejemplares y solo localizados en Oceanía. Pero no, más bien mata del susto comprobar que sigue vivita y coleando. El susto (moderado) se lo llevó el biólogo y fotógrafo Lui Weber, que encontró este otoño una escalofriante larva de esta especie de la familia Noctuidae en la selva subtropical de Nueva Gales del Sur (Australia). A muchos, sus tinturas blancas les recuerdan a la dentición de una calavera, pero bien podría ser también vivo retrato de un Spider-Man en miniatura. Su “cara” verdadera está bajo lo que parece la barbilla, pero, cuando el peligro acecha, se coloca en esa postura para defenderse, mostrando así su terrorífica “careta” y asustando a los depredadores.

Aparece en la playa un ojo gigante

Mediados de octubre de 2012. Gino Covacci sale a pasear por la playa de Pompano (Florida, EEUU) cuando nota que algo le mira desde el suelo. Era este enorme ojo del tamaño de una manzana. Se repone del susto y lo lleva al Fish and Wildlife Research Institute. Allí pasan dos días analizándolo; estaba mutilado del resto con mucha precisión así que deducen que bien pudo haber sido obra de un pescador. Un pescador ¿de qué? De peces espada, que miden entre 2 y 3,5 m y pesan una media de 115 kilos. Pasan gran parte de su vida en la oscuridad, de 800 a 2.000 metros de profundidad. Para poder alimentarse sin apenas luz, tener ojos tan grandes es una ventaja evolutiva. Ojo con ellos.

Dinosaurio enano y puercoespín a la vez

Del tamaño de un gato era este dinosaurio enano Pegomastaxafricanus (“mandíbula gruesa de África”), que paseó su horrenda esbeltez hace unos 200 millones de años. Los fósiles de su cráneo –y poco más– que han llevado a “reconstruir” su cabeza los halló el paleontólogo Paul Sereno en 1983, pero acaba de identificarlos y clasificarlos ahora en la Universidad de Chicago (EEUU). El saurio era herbívoro pero tenía esos colmillos tan poderosos para cortar y arrancar plantas, aunque también para defenderse de los peligros; algo a lo que quizá ayudaban también sus espinas. Por su aspecto, no es raro que el descubridor haya dicho que le parece “la mezcla de un vampiro y un puercoespín”.

La montaña rusa frenó el tumor

Emma Bassett quedó postrada tras operarse de un tumor cerebral. Los daños impedían que el líquido cefalorraquídeo, necesario para el correcto funcionamiento de la masa gris, circulara. Es más, la presión por su acumulación a estaba a punto de matarla. Hasta que se subió en una montaña rusa y las presiones del zarandeo lograron destaponar el “circuito”. Y mírala…

El ‘country’ mata

Bajo el nombre de El efecto de la música country en el suicidio, dos estudiantes de EEUU sostenían en un estudio concienzudo que ese estilo aumenta el índice de suicidios por lo melancólico de sus letras. Para deducirlo, estudiaron 49 áreas metropolitanas en las que esa música se escucha con frecuencia, y añadieron factores como el índice de pobreza, el de divorcio, y la cantidad de armas de fuego. Un estudio para suicidarse, vamos.

El meteorito tallado

Se sabía que el bólido Chinga, de 210 kg de ataxita, debió caer a la Tierra hace unos 15.000 años. Lo que no era vox pópuli era que, en el siglo XI, alguien había tallado en un fragmento de él al dios Vaisravana del Tíbet. Se ha dado cuenta un investigador alemán que, además, ha publicado en la revista Meteoritics and Planetary Science que la pieza la trajo a Alemania la famosa expedición nazi que Heinrich Himmler envió a esa zona a rastrear los orígenes de la raza aria.

Elefantes, buenos tertulianos

Entre los elefantes, una hembra manda y los demás obedecen al oír sus gruñidos, a veces ultragraves. Pero ahora, la bióloga Caitlin O’Connell-Rodwell (Universidad de Stanford en California) ha descubierto en Namibia que otros replican las órdenes o contestan cosas para que el resto de la manada se entere, y siempre sin interrumpirse unos a otros. Qué orejudos tan educados.