La muerte de Sylvia Kristel nos ha conmocionado un poco a todos los que allá por los años 70 descubrimos el (por aquel entonces) fascinante mundo de las películas clasificadas S. El luctuoso acontecimiento es una ocasión magnífica para repasar la trayectoria de algunos mitos del cine erótico.

Ajita Wilson

Si les digo el nombre de George Wilson probablemente se queden como estaban. Pero seguro que el de Ajita Wilson ya les suena algo más. Esta actriz, estrella de varios subproductos en la época del cine clasificado S (en España, se la conocía popularmente como Rajita Wilson, en serio), es el primer transexual célebre del mundillo peliculero. De hecho trabajaba como bombero en Nueva York antes de cambiarse de sexo. Ya convertida en actriz protagonizó una serie de títulos pseudoeróticos entre los que destaca Afrodita negra, de producción griega, en el que interpreta a una especie de James Bond femenino que se pasa toda la película en pelotas. La Wilson era muy atlética así que además de en las escenas eróticas, brilla también en las de lucha. Su carrera, desafortunadamente iría a peor, protagonizando en nuestro país dos películas inenarrables, La pitoconejo (en fin…) y Los energéticos, junto a Pajares y Esteso. Murió en 1985 en un accidente de tráfico. Quienes nos criamos en los cines de barrio no te olvidamos Ajita. En serio.

Linda Lovelace

Como íbamos a olvidarnos de la protagonista de Garganta profunda (1972), uno de los títulos más emblemáticos del género. Tanto, que el confidente de los periodistas Woodward y Bernstein en el caso Watergate usaba el título del filme como apodo para salvaguardar su identidad. La película, que parte de la disparatada premisa de una mujer cuyo clítoris está situado en la garganta, fue producida con dinero procedente de la mafia, y objeto de un juicio por obscenidad. Finalmente, el apoyo público de artistas como Gregory Peck o Jack Nicholson, que veían en aquel proceso un ataque a la libertad de expresión, permitió que el caso fuera sobreseido y que el filme se estrenase sin  problemas. Aunque años después Linda publicó su biografía relatando que fue obligada a protagonizar la película contra su voluntad y que el director llegó incluso a drogarla para rodar muchas de las escenas.

Edwige Fenech

El cine italiano se ha caracterizado por brindar a la posteridad un gran número de mujeres hermosas (Sophía Loren, Claudia Cardinale, Gina Lollobrígida….). Pero no deja de resultar curioso que durante la moda del cine de destape que estalló en los 70, la gran estrella de este subgénero tan latino, fuera una alemana. La escultural Edwige Fenech fue una de las reinas de los cines de barrio italianos y españoles gracias a películas como Policías con faldas, Mujer de vacaciones y amante en la ciudad, La doctora del regimiento…. Filmes cuyos títulos ya lo dicen todo y que se limitaban a una sucesión de chistes más o menos zafios ( y en ocasiones hasta graciosos) que servían como excusa para mostrar los encantos de sus estrellas femeninas. En fin… quienes fuimos adolescentes en aquella época jamás olvidaremos a Edwige en fina lencería perseguida por gañanes de la talla de Alvaro Vitali (el inefable Jaimito para los amigos).

Isabel Sarli

Pregúntele a cualquier argentino por este pedazo de mujer y les dirá que se trata de un mito nacional. Y  es cierto. isabel, apodada «La Coca» Sarli», irrumpió como si de una furia de la naturaleza se tratara en el cine de finales de los años 60. Lo hizo de la mano de su marido, Armando Bo, quien la dirigió en un puñado de películas tan lujuriosas como descabelladas, tituladas Carne, Fuego, Fiebre, Éxtasis tropical… Sin caer nunca en lo pornográfico, eran filmes dotados de un erotismo salvaje. Con escenas inolvidables como una en la que la lozana protagonista era salvajemente poseída en un almacén plagado de reses muertas colgadas de ganchos. Además, todas ellas tenían un añadido componente incestuoso, porque a menudo el galán de turno era Victor Bo, un mocetón que era hijo del primer matrimonio de Armando. Vamos, que el escándalo estaba servido. Y por si todo esto fuera poco, les diré que esta misma semana la presidenta Cristina Kitchner ha nombrado a Isabel Sarli Embajadora Cultural de Argentina. Ahí es nada.

Joan Crawford

Pues si, señoras y señores, estamos hablando de una auténtica Gran Dama del cine y el teatro. Pero no todo el mundo sabe que sus comienzos fueron algo sórdidos. Llegó a Hollywood en 1920 y empezó a ganarse la vida como prostituta, con la particularidad de que su clientela era exclusivamente femenina. La escritora y actriz Tallullah Bankhead (recordada por ser la protagonista de Náufragos de Alfred Hitchcock), llegó a escribir que la gran especialidad de Joan era su lengua. «Podía llevarte al paraíso con tan solo dos movimientos de su lengua», afirmó. En esa época, Joan Crawford fue arrestada en varias ocasiones y protagonizó varias peliculas abiertamente pornográficas.  Afortunadamente, conoció  a la periodista Hedda Hopper que, gracias a sus contactos en la Warner Bros, le abrió las puertas de Hollywood. El resto ya es historia del cine, dado que Joan protagonizó filmes inmortales como Johnny Guitar o ¿Qué fue de Baby Jane? Aún así, cuando sus enemigos querían atacarla siempre le sacaban a coalición su pasado como prostituta y actriz porno. Es el caso de Bette Davis quien llegó a decir de ella: «Joan se ha acostado con todas las estrellas de Hollywood salvo con dos : Yo y la perra Lassie». Sin comentarios.

Louise brooks

Damas y caballeros, estamos ante el primer gran icono erótico de la historia del cine. Esta actriz estadounidense nunca llegó a protagonizar cine sexualmente esplícito, es cierto, pero  en su momento su nombre e imagen fueron considerados sinónimo de obscenidad. La «culpa» la tenía una maravillosa película que rodó en Alemania, La caja de Pandora (1922), del maestro G. W. Pabst, en la que interpretaba a una voluptuosa y hermosa mujer convertida en una femme fatale a su pesar, una mujer que sin proponérselo provocaba el deseo y la autodestrucción de todos los hombres ( y también de algunas féminas) que se acercaban a ella. El filme fue considerado tan escandaloso que en países como Francia, EE UU, Inglaterra o la misma España, no pudo verse ninguna otra película de la actirz hasta ya bien entrada la década de los años 30. Aún así su belleza y ese inconfundible corte de pelo la convirtieron en un mito de su tiempo. Un mito que sigue imperecedero para todos los aficionados al cine.

Nadia Cassini

¿Estamos ante la mejor espalda y el mejor culo de la historia del cine? Pues, hombre… yo no soy muy amante de las afirmaciones tan categóricas, pero me atrevería a decir que casi. Y para reafirmar mi afirmación por eso he elegido una foto de la moza sin ropa alguna mostrando los encantos de su retaguardia.

El nombre de esta bellísima actriz norteamericana afincada en Italia, está ligado al cine más trash que uno pueda imaginar. Su filmografía se compone de auténtico material de derribo, principalmente comedias eróticas del estilo de Cuando los hombres usaban cachiporra y las mujeres hacían ding dong, La profesora baila con toda la clase, o La doctora seduce al coronel.

Pero aún así, entre tal acumulación de celuloide psesudoerótico, aún podemos encontrar un filme decente (el único) en su currículum: Historias peligrosas (1971), una deliciosa comedia de intriga y humor negro, en la que Nadia se midió cara a cara con el mismísimo Michael Caine. ¿Podría haber demostrado más como actriz?

Desafortunadamente, nunca lo sabremos, ya que a mediados de los 80 dejó el mundo del espectáculo tras ser víctima de una trágica intervención quirurgica en la que por una negligencia médica su hermoso rostro quedó desfigurado.

Marilyn Chambers

Sinceramente, esta chica era mi preferida entre las efímeras estrellas del cine erótico. No solo porque me parecía guapísima (poseía además un cuerpo atlético capaz  de realizar las más increíbles proezas amatorias), sino porque además la película que la lanzó a la fama me parece realmente simpática: Detrás de la puerta verde (1973). Un filme típicamente setentero, cargado de imágenes psicodélicas, con mensaje libertario (hasta salen los Panteras Negras participando en una orgía), en el que el sexo se vive como una fiesta. Curiosamente, la película no solo  no ha perdido con el paso del tiempo, sino que ha ganado con los años y vista actualmene resultan tan transgresora y disfrutable como en su momento. Luego, la Chambers dejó el mundo del celuloide hot y tuvo una carrera discreta en el cine de autor, protagonizando filmes como Rabia (1976), uno de los primeros trabajos del hoy aclamadísimo David Cronenberg.

Sylvia Kristel

Está claro… Su nombre permanecerá siempre ligado al personaje de Emmanuelle, película que en 1973 se convirtió en uno de los mayores iconos del cine erótico de todos los tiempos. Personalmente, les diré que a mi me dejó un poco helado. Su estética era demasiado exquisita, demasiado burguesa, con esa musiquilla de Francis Lai bonita pero melosa, que quería dejar bien claro que el filme se alejaba de todo lo que significase mal gusto. El resultado era una película que resultaba demasiado gélida y fría; casi un ejemplo de celuloide frígido cuando se suponía que el material debía de resultar volcánico. Aunque eso sí, la película nos descubrió que Asia, y más concretamente Bangkog, era el lugar donde uno podía cumplir todos sus sueños prohibidos (al menos en el cine). Y es innegable que la imagen icónica del filme, que además fue el poster, con la actriz semidesnuda sentada sobre un banco de mimbre como si fuese una diosa oriental, tenía un poderoso encanto.

Sylvia rodó más filmes de carácter erótico, entre ellos dos desangeladas versiones de El amante de Lady Chatterley y Mata-Hari. Pero yo prefiero recordarla por su mejor trabajo, un estupendo filme de cine negro titulado René la Canne, que protagonizó junto a Gerard Depardieu y Michel Piccoli, y que narraba las andanzas de un gangster francés en el París ocupado por los nazis.