Bien, continuando con esta cruzada que he emprendido para rescatar las más hediondas muestras del subarte cinematográfico, aquí les traigo una nueva entrega con otros diez títulos que por los más diversos motivos, no tienen desperdicio. Alguna de ellas puede decirse incluso que es buena, lo que ocurre que resulta tan bizarra que, como mínimo, desconcierta a cualquier espectador.

Otras, sencillamente son tan alucinantes que no pueden haber sido concebidas por una mente normal. Y sin más preambulos, vamos con este nuevo miniciclo de cine costroso. Que ustedes lo disfruten… o lo sufran.

Si quieres ser millonario, no malgastes el tiempo trabajando (1966)

Por favor, no se dejen engañar por el magnífico y espectacular reparto de esta cinta. Es una superproducción, si, pero también una roña de alto voltaje. Todos sabemos que existen por ahí muchas comedias que no hacen ni puñetera gracia. Bien, pues esta puede ser una de las menos graciosas de todas. Basada en una novela (que supongo que no estará mal) de Terry Southern, cuenta la historia de un millonario, Peter Sellers, que adopta a un hippy idealista, Ringo Starr, y se propone demostrarle que en esta vida todo el mndo tiene un precio. La idea de partida no esta mal pero lo que sigue es un despropósito que alcanza el culmen del delirio cuando los protagonistas embarcan en un crucero de lujo llamado Magia Cristiana. La cosa debe de ir en plan sátira, porque en el barco proliferan las imágenes de Stalin y Mao Tse Tung, pero yo no acabo de pillarle el mensaje. Aparece Yul Brynner haciendo de travesti, y Christopher Lee, en su eterno papel de Drácula, y que viaja en su ataud en la bodega, sube a cubierta para beberse la sangre del capitán. Luego descubrimos que en realidad el barco está movido por esclavos que reman mientras la escultural Raquel Welch les golpea con el látigo. En fin… como rareza sesentera tiene un pase, pero la gracia yo no se la vi por ningún lado.

Al oeste de Río Grande (1983)

Me atrevería a decir que no existe western más marciano, delirante y absurdo que este, de producción española, que parece concebido y rodado por un demente. Y algo de eso hay porque, según cuenta en una entrevista (publicada en el magnífico blog La abadía del Berzano) uno de sus protagonistas, el culturista y especialista Joaquín Gómez, que actuaba con el seudónimo de Dan Barry, el director, José María Zabalza, se pasaba todo el día borracho. La historia de la película no hay por donde cogerla. Una familia de pioneros avanza en su carreta por las planicies almerienses. El carro vuelca, y el cabeza de familia (el eterno y gran secundario Aldo sambrell), queda atrapado bajo ella. Su mujer sale en busca de ayuda y recorre el desierto topándose con los personajes más extraños que uno pueda imaginarse sin que nadie le haga caso. Finalmente regresa al lado de su esposo, y ella misma se encarga de liberarlo sin ayuda de nadie, por lo que no comprendemos muy bien a que venía tanto deambular. Paralelamente vemos a una familia de apaches, cuyo papá es el tal Dan Barry. Aparecen unos pistoleros malvados y los matan a todos. Pero vayan ustedes a saber a causa de que misteriosa conjunción estelar que en ningún momento se explica, el papá apache resucita. Así, con un par de pelotas. Y en su deseo de venganza y creyendo que todos los blancos son malos, se pone a perseguir a Sambrell y su familia. Y, hala, tras mucha persecución sin ton ni son, el apache decide dejarles marcher y miren por donde, en ese preciso instante… ¿a qué no se imaginan lo que sucede?… Pues sí que la mamá y el niño apache también resucitan. Y así todos tan contentos. ¿Una tomadura de pelo, un western críptico con lecturas metafísicas que se me escapan, un auténtico cagarro mental de un director completamente tarado? Elijan la opción que ustedes prefieran.

Blood freak (1972)

Convendrán conmigo que si hablamos de una película protagonizada por un hombre-pavo gigante, asesino y violador, ya se ha perdido de entrada cualquier atisbo de seriedad. Pero es que además nos encontramos frente al primer (y único que yo sepa) gore cristiano de la historia. Pues si, el filme fue producido por un grupo religioso para alertar a los jóvenes de los nefastos peligros de la droga, y lo dirigió y protagonizó Stve Hawkes, un cachas, que antes había trabajado como Tarzán de saldo en varios subproductos españoles. Aquí, el bueno de Steve es un motero que se lía con una hippy minifaldera. Ésta le presenta a su amigos y le introduce en el consumo de porros y LSD. y todos se drogan ientras discuten sesudamente… ¡sobre los Evangelios! Hace falta tenerlos cuadrados… Paralelamente, Steve trabaja en una granja pavos transgénicos, cuyo ADN ha sido alterado secretamente con una sustancia desconocida. Así, cuando el protagonista un buen día se cena un filete de los susodichos bichos, experimenta una terrible mutación que le lleva a convertirse en el hombre-pavo. Un ser de aspecto cochambroso pero de perversos y sanguinolentos instintos. Lo primero que hace es violar a la hippy minifaldera, en una escena inenarrable en la que mientras se corre suelta grititos de pavo… Glu,Glu, Glu… Luego, se carga a todo el reparto de la forma más sangrienta posible. No les voy a contar el desenlace de la historia, así que no les diré si el sujeto acaba desplumado. Pero si les contaré el final de la peli, ya que se cierra con el productor hablándole al público mientras se fuma un puro, y alertándo a los espectadores de lo malas que son las drogas. Benemérito discurso interrumpido por las continuas toses del personaje. En fin… Solo queda resaltar que años depués, en una entrevista, Steve Hawkes se refirió a esta película como uno de los episodios más lamentables de su carrera. Pues no, Steve, no. Que si aún te recordamos es gracias a este pedazo de mierda.

Don Quixote (2010)

Pues si, frotense sus ojos todo lo que quieran, pero esto es real. Una versión china de Don Quijote, rodada en 3D y en la que el personaje hace Kung Fu. El ingenioso hidalgo Tangji Kede vive sus aventuras en las frondosas montañas de Sichuan. A lomos de su fiel jamelgo, e influenciado por las historias de héroes de las artes marciales, el cuarto hijo del patriarca Tang se embarca en una batalla perdida contra las fuerzas del mal. No está solo. Lo acompaña el fiel escudero Sanqiu (Sanchiu) sobre su viejo asno. Juntos cabalgan por diferentes aldeas en su camino a Chang’an, donde Tangji espera ganarse el amor de su hermosa doncella, Cui Hua. Para llegar hasta ella tendrá que enfrentarse a villanos de la calaña de Xi Men, un gobernador feudal, y librarse de mendigos malvados y taoístas chismosos. Por supuesto, no falta la carga contra los molinos de viento. La película no es mala, pero no me negarán su caracter de frikada. Hay que decir que el director, que firma con el nombre de Angan pretende hacer un remake de Torremolinos 73. veremos que le sale.

Magic London (1989)

Ya les hablé de Germán Monzó cuando comenté Kibris, la ley del equilibrio, sin duda la película más psicotrónica dle cine patrio. Este peculiar personaje marchó a Hong Kong en su juventud para aprender artes marciales. Se introdujo en el mundo del cine como especialista y llegó a trabajar con Jackie Chan y Sammo Hung. De regreso a Barcelona inició una de las carreras cinematográficas más costrosas que he conocido. Kibris puede ser a la vez su mejor y peor película. Pero esta otra tampoco tiene desperdicio. Supuestamente está ambientada en Londres (aunque se rodó por completo en interiores catalanes). Cunta como los miembros de una banda de rock que se hace llamar Los Handicaps ayudan a un inspector de policá (Victor Israel), a luchar contra una banda de satanistas que secuestran chicas jóvenes. Entre ellas a la hija del policía, que tiene un novio chino y karateka que echará una mano a los buenos. También aparece un ninja que nadie sabe muy bien quien es y que da unas cuantas patadas. Como todo el cine de Monzo el filme es un sinsentido, donde no existe lógica narrativa alguna. los eprsonajes aparecen y desaparecen sin que nadie se explique poruqé y las interpretaciones sin indignas de tal nombre. Si por algo destaca este filme en la birriosa filmografía de su director es por su tono zafio y cafre. contiene scenas eróticas que rondan lo directamente pornográfico, como una en la que un satanista obliga a a una cautiva a hacerle una felación y mientras se la está chupando le corta la cabeza con un machete. Bravo, german, bravo. ni D´amato. Ah… tengo que aclarar que este engendro jamás se estrenó comercialmente en España y que fue rebautizada como El anticristo 2 para el mercado extranjero.

Las noches eróticas de los muertos vivientes (1979)

Se han hecho muchísimas películas de zombis. Algunas de ellas realmente excepcionales, y otras malas hasta decir basta. Pero con ésta, el subgénero tocó fondo de la forma más deleznable posible. El inefable Joe D´amato (seudónimo de Aristide Massicide) capaz de facturar filmes gore realmente estomagantes como Gomia, terror en el mar Egeo y cintas directamente pornográficas, mezcó ambos estilos  en este largo y el resultado fue… pues bueno, lo que cabía esperar… un engendro de proporciones faraonicas. El argumento es casi inexistente; la trama se centra en una isla antillana a lan que llegan diversos personajes y en la que por la noche hace su aparición cuatro zombis costrosos. Tenemos escenas de gore y de sexo y otras que mezclan ambas cosas, como una en la que la bella Laura Gemser (la Emmanuelle negra, si) le está felaciendo una felación a un tipo y sin que venga a cuento le da un mordisco y le arranca la polla de cuajo. También vemos a los patéticos zombis copulando; un espectáculo que mis ojos podrían haberse ahorrado. Y todo esto envuelto con una dirección y unas interpretaciones que rozan el más puro amateurismo. Si la ve jacques Tourneur, le da un pasmo.

Piraña 2 (1983)

Aunque les cueste mucho creerlo, estimados lectores, este engendro fue dirigido ni ás ni menos que por el mismísimo James Cameron. De hecho se trata de su primera película, y en ella es difícil encontrar el más mínimo destello del talento que después demostraría en filmes de la talla del primer Terminator o Aliens. Se trata de un subproducto itlaiano concebido como una falsa secuela del Piraña (1978) de Joe Dante, que si que era una una película cojonuda. Aquí la gracia del asunto está en que los dichosos pececillos, que más que pirañas parecen un cruce entre besugos y meros revenidos, tienen alas a causa de un experimento militar y pueden volar. ¿El resto?…. Costra, costra y más costra. Los efectos especiales son dignos de Los Mundos de Yupi. Los hilos que sostienen a los pececitos cantan a distancia (parece mentira que esto lo haya rodado el mismo que filmó Avatar). El reparto, con excepción de Lance Henriksen que por entonces era un ilustre desconocido, parece contratado durante un casting realizado en cualquier discoteca de carretera. Lo único original del filme es la delirante escena en la que una pareja de submarinistas se pone a follar en el fondo del lecho marino. En serio. Por supuesto, acabarán convertidos en desayuno para las pirañas. La verdad es que el propio James Cameron se rie cuando alguien le recuerda esta bazofia, y en una ocasión llego a decir: «No creo que sea tan mala. Al menos es la pmejor película de pirañas voladoras de la historia del cine». Gande James, muy grande.

Snake killers (1975)

Quienes siguen estos pequeños artículso cinematográficos ya habrán intuído mi querencia por Hong Kong (sin lugar a dudas, mi ciudad prefererida) y por el peculiar cine que allí se hace. Hasta hace relativamente poco, la mayor parte del cine hongkonés estaba fuera del alcance del espectador occidental salvo que se tuviera la fortuna de poder viajar allí con frecuencia. Pero, gracias internet, ahora se puede conseguir fáiclmente casi cualquier título. Hoy he querido reseñar Snake killers que no es en absoluto una mala película, pero está rodada con una estética tan underground y da tan mal rollo, que no te deja indiferente. Filmada en las que por entonces eran las zonas más deprimidas de la ciudad oriental, el protagonista es un muchacho extremadamente tímido que solo sabe relacionarse con las serpientes. Vive rodeado de ofidios de todo tipo. Un buen día se enamora de una chica que resulta ser una prostituta. Cuando lo descubre nuestro héroe acude a liberarla, pero los chulos del lugar le dan una buena paliza. Vejado y humillado, el chico regresará al local y soltará a sus serpientes para vengarse de todos. Luego, completamente trastornado, comenzará a secuestrar a muchachas que le recuerdan a su amada, para atarlas ala cama y recrearse viendo como las serpientes las penetran por entre las piernas. Inenarrable… Al final, la prostituta hará de cebo y citará al chico en una playa mientras la policía acecha. El final no se lo cuento pero ya les aviso que es completamente desolador. 

Ricochet (1991)

Bien, aquí no les voy a hablar concretamente de una película. Más bien del supuesto intento de rodaje de una, que se ha convertido en la más estrafalaria estafa jamás perpetrada en el cine español. A finales de 1990 apareció por Barcelona un atractivo sujeto que se hacía llamar John Spears, aunque en realidad después se descubriría que su auténtico nombre era Juan Campos. Traía consigo una cámara y un supuesto contrato según el cual la Paramount buscada una coproductora local para rodar en la Ciudad Condal un thriller titulado Ricochet. Spears consiguió interesar con el proyecto a una productora llamada Magic Fusión, que contrató a varios actores, como Ricardo Palacios, Mónica Pont y Salvador Sainz (uno de los personajes más peculiares e interesantes que ha daod nuestro cine, y si no me creen busquen su página web en Google), y al inefable Germán Monzo como ayudante de dirección (este pavo anda siempre en todos los fregados, en fin…). Spears aseguraba que la Paramount iba a traer como protagonistas al veterano Gilbert Roland y a Carl Anderson, el cantante negro que hacía de Judas en Jesucristo Superstar. El dinero de EE UU no llegaba pero Spears comenzó el rodaje y llegó a filamr una escena en una discoteca. Pero cuando los de Magic Fusion finalmente le soltaron su parte de la pasta pues…. si te he visto no me acuerdo. Spears se largó de Barcelona con el dinero y dejó a todo el mundo plantado. Un año después se estrenó en los cines españoles una película de la Paramount titulada Ricochet y protagonziada por Denzel Washington. La cara de pasmo que se le debió de quedar a algunos debía ser digna de verse.