¿Has soñado alguna vez con ser un superhéroe? ¿Con realizar las hazañas de Batman o Superman? Pues bien, hasta entre estos personajes existen divisiones, como en el fútbol. Aquí te vamos a presentar a los superhéroes de tercera regional. Si la salvación del mundo está en sus manos… apañados vamos.

Los tres supermen (1967)

En los 60 en España e Italia, medios y pasta para hacer una película digna de superhéroes, no había, para que engañarnos. Pero morro, sobraba para dar y regalar. Y mucho morro es precisamente lo que tuvieron los creadores de estos personajes. Dos ladrones de joyas reclutados por un agente del FBI para formar un grupo especial, los 3 Supermen dedicados a luchar contra el crimen. Fueron los reyes de las camas elásticas, porque en el fondo estos tres birriosos héroes solo eran unos tipos fondones vestidos con ridículos pijamas y que pegaban unos saltos de vértigo. La película es una costra infumable, pero por alguna misteriosa razón se realizaron hasta doce secuelas, la última de ellas en 1985. Sinceramente, esta cinta no sirve ni como comida para perros.

Superargo (1967)

Si los mexicanos tenían al Santo, el rey de los luchadores enmascarados, el cine español no iba a ser menos. E, imitando a los aztecas, creamos nuestro héroe particular, Superargo. Un antiguo luchador que, tras matar a un compañero en el ring, es reclutado por el servicio secreto. Su enemigo es el mad doctor más patético de todos los tiempos, el Doctor Diabólikus (hay que tener narices para ponerse semejante nombrecito). Vestido con un traje rojo que resalza sus lorzas y equipado con la tecnología más in del momento (inolvidable la aceituna capaz de detectar material radioactivo), Superargo se interna en la guarida de Diabólikus, es atrapado, torturado, golpeado, quemado vivo, congelado… Pero sale indemne de todas las pruebas y repartiendo tortazos a tutiplen logra salvar al mundo como manda la tradición del tebeo costroso. ¡Vivan los héroes ibéricos!

Spiderman, el desafío del dragón (1979)

Mucho antes de que Sam Raimi se decidiera a rodar la primera película de su espectacular serie sobre el hombre-araña, los de Hong Kong ya habían profanado el nombre y la imagen del mítico superhéroe. Porque, olvídense de las telarañas y de las aventuras asombrosas; este Spiderman, medio yanki, medio chino, es un tebeo de baratillo con trama de saldo en el que el único poder del héroe es su habilidad para las artes marciales. Así que Spiderman parece el primo de Bruce Lee vestido con un disfraz de carnaval, mientras se da de tortas por las calles de la por entonces colonia británica, con diversos maestros del Kung Fu. Incomprensiblemente, este bodrio tuvo éxito, y se llegaron a realizar dos secuelas. Ver para creer.

Darna (2005)

Damas y caballeros les presento a la gran superheroína del cómic y el cine filipino. Darna es la protectora de la Tierra en su lucha constante contra Valentina, la Diosa Serpiente. Si no conocen ninguna de las aventuras de esta moza, les aseguro que sus ojos no podrán creer lo que están viendo. Porque las historias de Darna no hay por donde cogerlas. A medio camino entre el pop y la estética psicodélica, sus filmes son toda una experiencia lisérgica. Los superpoderes de la chica no están bien claros, ya que cambian de una película a otra. Lo  único que podemos asegurar es que está bien buena y que suelta unas «leches de cuidado». Su némesis, Valentina, no le va a la zaga. Véanla, por favor, y comprobarán porque se dice que los filipinos hacen las peores películas del mundo. Eso si, las actrices son un regalo para la vista. Algo es algo.

El hombre puma (1980)

El Hombre Puma es un lamentable ejemplo de como los italianos intentaron explotar el éxito de Supermán. Pero resulta imposible imaginar algo más torpe que este filme, con un guión absolutamente idiota. Uno de los peores pastiches que se puedan imaginar, que mezcla aztecas, extraterrestres, y superhéroes ridículos. Un chamán azteca es el custodio de la paz y seguridad de la máscara del Dios Puma. Cuando la máscara es robada y usada para el mal, el mago se dedica a buscar al descendiente de los Hombres Puma (los guardianes de la máscara), y para ello no tiene mejor idea que probar su identidad lanzándolos desde una ventana. Si vuelan (porque los pumas vuelan, ¿no?) es que son ellos. En fin… para qué seguir, ¿verdad? Comentaremos, eso sí, el inenarrable vestuario del héroe: una capa que se hace poncho, unas botas vaqueras, una remera negra y unos pantalones deportivos. Eso si, al menos sale Sydney Rome.

Inframan (1975)

Con semejante nombre, mal empieza la cosa. Se sobreentiende que un superhéroe tiene que ser SUPER en todo, ¿no? Entonces, ¿a que viene bautizarlo con el nombre de infra?, sufijo que denota inferioridad en todos los aspectos. Si encima le añadimos el aspecto que luce el fulano, uno ya se imagina por donde van los tiros. Y no les voy a engañar. Esta peli de Hong Kong es mala con avaricia. Pero de tan mala, tan mala que es, acaba resultando muy divertida. Se lo aseguro. La película no tiene desperdicio. El héroe de pacotilla se enfrenta a un ejército de invasores liderado por unas sexys extraterrestres con aspectos de chinas macizas en bikinis metálicos y con cascos con cuernos (supongo que para denotar su procedencia alienígena), y que encabezan un ejército de mosntruos con forma de zurullos de plexiglas. El espectáculo hay que verlo para creerlo. Sin destriparles más de su ridículo argumento, les dejo con la frase final, cuando un niño le pregunta a su padre: «Papá, ¿crees que los monstruos volverán algún día?». A lo que su progenitor responde: «Mientras Inframan esté con nostros, la Tierra estará tranquila». La Tierra tal vez, pero yo no se qué decirles…

La mujer murciélago (1968)

Esta superheroína mexicana es mitad detective y mitad luchadora de Pressing Catch, es como El Santo pero en versión femenino. La protagonista tiene que investigar los extraños asesinatos que se están cebando sobre los mejores atletas de lucha libre de Acapulco. Detrás de los crímenes está un científico loco (con su correspondiente ayudante llamado, como no, Igor) que surca los mares en su barco: el Reptilicus, donde lleva a cabo turbios experimentos con la finalidad de crear una raza híbrida de Hombre-Pez y así dominar todos los mares conocidos. La base de sus experimentos es la extracción de la glándula pineal humana, que al ser transferida a un pez convierte a este en un híbrido de casi dos metros en pocos segundos (milagros de la ciencia moderna). Destaca además la costrosa pelea en una plaza de toros con becerro incluído, y el cuerpazo de la protagonista, la modelo Maura Mori que, para que negarlo, estaba bien jamona.

 

 

 

Información tomada prestada del blog cinebiza.blogspot.com

Supersonic man (1979)

El inefable Juan Piquer Simon, rey de los monstruos de goma, no podía dejar de sumarse a la moda de los superhéroes costrosos. Justo un año después del Superman de Richard Donner, lanzó esta revisión hispana (aunque el juraba y perjuraba que la había filmado antes). Todo en esta película es descacharrante de puro lamentable. Comenzando por el trajecito del héroe, y acabando por sus superpoderes, algunos tan bizarros como el de convertir ¡en plátanos! las armas de sus enemigos. Los efectos especiales son de guasa (la escena con Supersonic levantando un tractor de cartón no tiene precio) y el resultado roza sencillamente lo subnormal. Encima se atrevió a estrenarla en EE UU. Yo siempre he pensado que si nunca han llegado a tomarnos en serio como potencia mundial, fue debido a ello.

Yarasa Adam (1973)

Bien, imagino que con este nombra ya imaginarán por donde van los tiros. Nos enfrentamos al Batman turco. Vestido como un trapecista y recorriendo la península de Anatolia en un coche destartalado, Batman acaba con los villanos sin necesidad de gadgets de último modelo, ¡ni siquiera de capa! Las escenas de lucha son cutres hasta decir basta y lo mejor de todo es que lel héroe es un salido de tomo y lomo que se beficia a las chicas que rescata. ¡Y sin su consentimiento que es lo peor! Por cierto, algún día les hablaré de Rapeman, abominable personaje japonés conocido como el único superhéroe violador de la historia, y equipado con un superpene que endurece golpeándolo con un martillo en una fragua. Y no me lo estoy inventando.