Tim Burton se inspiró en ellas para algunas de sus películas, Herzog las filmó en ‘Nosferatu’ y Bradbury escribió sobre ellas. Ahora, las hemos sacado del museo con estas espectaculares imágenes tomadas por el excelente fotógrafo de la redacción de Quo en Méxcio, Luis Delfin.

Las momias de Guanajuato han llegado al presente sin que el hombre interviniera en su embalsamamiento.

El 9 de junio de 1865 vencía el plazo para pagar la renta de la cripta 214 del panteón de Santa Paula, en Guanajuato, México. Los sepultureros abrieron el nicho y, en lugar de encontrar los restos del doctor Remigio Leroy, se toparon con su momia, aún vestida con la americana con la que había sido enterrado. El galeno francés fue la primera momia descubierta en este cementerio. Pero no la última. Llegaron 110 más. La más reciente se exhumó en 1989.

Un secreto traído desde la tumba
Desde que son enterrados, los cuerpos tardan entre 5 y 10 años en momificarse (así, la más antigua es de mediados del siglo XIX). Lo que produce este fenómeno natural, ya que el hombre no interviene en ningún momento, son las condiciones del cementerio. “La clave está en las criptas arcillosas, o calizas, y en el ambiente húmedo”, asegura Felipe Macías López, director del museo en el que se exhiben. “Allí se crean unas condiciones hidroscópicas que evitan que los insectos afecten al cuerpo.”n

angelito.

Así denomina la tradición a las momias de los bebés. Estos eran enterrados con ropas similares a las que los locales observaban en pinturas religiosas.

¿Quiénes eran?

La mayoría de los cuerpos exhumados no tienen ninguna identificación. Científicos de la Universidad de Quinnipiac, Estados Unidos, están estudiando 21 de ellos para determinar su edad y la causa de su muerte.

Casi intactos

Algunos de los cadáveres se han conservado tan bien que no solo mantienen su ropa y calzado, sino también las cejas y los ojos.

De miedo.

Pese a que las momias exhibidas en el Museo de Guanajuato están protegidas, algunos especialistas no están de acuerdo con las exhibiciones itinerantes.

“Son cuerpos muertos y no se sabe de qué fallecieron. Los virus y las bacterias pueden vivir siglos”, asegura Elsa Malvido, del Instituto de Antropología e Historia de México.

Por una cabeza

Se ignora quién fue el propietario de esta cabeza, pero una de las especulaciones es que perteneció a un ladrón de la zona.

damas de honor

De dos mujeres se conocen algunos hechos. Una de ellas fue Ignacia Aguilar, enterrada viva después de sufrir un ataque de epilepsia.

La otra es una embarazada que murió durante la cesárea y fue enterrada con su hijo: un bebé de 20 cm.