Periodista y escritor, Don Lattin presenta «La nueva medicina psicodélica», un completo análisis sobre cómo las drogas psicodélicas están revolucionando la psicología, la sociedad y la espiritualidad  

Don Lattin se licenció en sociología en la famosa Universidad de Berkeley en California, donde también ha sido profesor asociado en la Escuela de Periodismo. Durante dos décadas trabajó en el diario San Francisco Chronicle, donde cubrió religión, espiritualidad y psicología.

En 2010 Lattin escribió su primer ensayo, The Harvard Psychedelic Club,  (HarperCollins 2010) donde cuenta los esfuerzos de los profesores de Harvard Timothy Leary, Richard Alpert (más tarde Ram Dass), y otros que participaron en la experimentación con LSD y drogas psicodélicas con fines terapéuticos a principios de los sesenta.

La historia terminó mal, con la expulsión de Leary y Alpert expulsados y las drogas psicodélicas prohibidas en todo el mundo. En su libro, «La nueva medicina psicodélica. Terapia, ciencia y espiritualidad«,  editado en español por Ediciones La Llave y la fundación Beckley Med, Don Lattin presenta un fresco fascinante del actual renacimiento psicodélico, cómo la moderna investigación con estas drogas está cambiando la psicología, y las ramificaciones que puede tener para la sociedad e incluso el concepto de la conciencia espiritualidad.

Don Lattin Nueva Medicina Psicodelica

Cómo empezó su viaje psicodélico. ¿Cuándo se dio cuenta de lo que eran los psicodélicos y se interesó por ellos?

Yo estoy en medio de la generación del baby boom, nací en 1953. Mucha gente estaba llegando a la mayoría de edad al mismo tiempo a finales de los 60, principios de los 70, y había un movimiento juvenil gigantesco en los Estados Unidos. Una parte de eso fue el movimiento contracultural donde los psicodélicos, el LSD, las setas mágicas y otras cosas eran una gran componente de la escena. Mis primeros viajes psicodélicos fueron en la escuela secundaria, cuando tenía 17 o 18 años de edad. Por cierto, no recomiendo eso a la gente, y estoy seguro de que no me escucharán, al igual que yo no les habría escuchado cuando tenía esa edad (ríe). Pero no, creo que tienes que tener un sentido de ti mismo antes de hacer un viaje psicodélico con dosis altas y disolverte o disolver tu ego. Pero podemos hablar de eso más tarde si quieres.

Fue realmente en mi primer año de universidad, en 1972, cuando tuve mis primeras experiencias psicodélicas realmente transformadoras. Y se relaciona con la razón por la que escribí este libro, porque tuve un viaje maravilloso y extático con mi novia, cuando llegué por primera vez a la universidad de Berkeley, California, en un acantilado con vista a la costa de Big Sur, un hermoso escenario donde el sol se estaba poniendo. Nos fundimos juntos. Experimentamos este amor cósmico y esa felicidad, y cada vez que nos tocamos, nos derretíamos. Esta sensación continuó días y semanas después del viaje, y en mi ingenua mente de 18 años, pensé que esto era el amor, que éramos almas gemelas para siempre. Luego tuvimos otro viaje un par de meses después en un escenario diferente, que no era tan propicio, y experimenté lo contrario, tuve miedo y paranoia y una especie de brote psicótico, me volví un poco loco y no se me pasó durante días. Semanas después de eso, estaba aún teniendo flashbacks, y me separé de esta novia que pensé que iba a ser mi alma gemela para toda la vida.

Así que esa decepción me llevo a un periodo muy difícil en mi vida durante unos meses, y por eso que no me tomo estas drogas a la ligera. Ojalá hubiera tenido a un guía o un terapeuta, alguien que pudiera ayudarme a trabajar en las partes difíciles del mal viaje. Porque si tienes un terapeuta de confianza o incluso un amigo, los llamados malos viajes pueden ser buenos. Puedes contemplar el miedo y los problemas de tu vida de otra forma.

La mayoría de la gente, cuando oye hablar de drogas psicodélicas, lo que piensa es en malos viajes, psicosis, gente que salta por la ventana, pero en realidad, eso es algo muy raro.

Al contar mi historia, no estoy diciendo que eso sea típico, aunque sí me pasó a mí. Normalmente estas drogas son bastante seguras, especialmente las setas de psilocibina. Se han hecho estudios de todas las diferentes drogas, y son las más seguras en muchos sentidos, mucho más seguras que el alcohol y los cigarrillos, que por supuesto, puedes comprar en cualquier esquina.

Las drogas no se hacen ilegales necesariamente por el nivel de peligro de la droga. Suelen ser ilegales por el tipo de personas que las consumen. Los psicodélicos se prohibieron en los años sesenta porque era una gran parte de la contracultura, el movimiento contra la guerra, y la oposición contra Richard Nixon en los sesenta. Además, la idea de que muchos afroamericanos estaban fumando marihuana. Así que la prohibición de la marihuana y los psicodélicos fue un instrumento de control social y político. Se puede decir lo mismo acerca de la prohibición del alcohol en los Estados Unidos en los años 20, con historias de inmigrantes irlandeses que estaban bebiendo demasiado, o las primeras leyes contra la marihuana en los años 30. Eran campañas realmente racistas, sobre los músicos de jazz y los afroamericanos que corrompían a las mujeres blancas con la marihuana. Así que por lo general se trata del grupo que está tomando la droga en lugar de la droga en sí en términos de prohibición.

Ahora mucha gente habla del renacimiento psicodélico, y su libro trata precisamente de la transformación que se está produciendo con la imagen de las drogas psicodélicas y de cómo se pueden utilizar con fines médicos. ¿Cree que la gente va a empezar a ver las drogas psicodélicas bajo una luz diferente cuando vean su valor para la terapia?

Sí, definitivamente lo creo Darío. Eso ya está ocurriendo. El título en inglés de mi libro es «Changing our minds» y es un juego de palabras. Las actitudes de la gente están cambiando y también sus mentes pueden estar cambiando. Hace más de 10 años que se realizan ensayos clínicos con MDMA y psilocibina, y ya se han obtenido muchos resultados en la tercera y última fase de los ensayos clínicos. Lo más probable es que se reclasifiquen dentro de pocos años, y ha habido una gran cantidad de estudios científicos que muestran que el MDMA puede ayudar a la gente, especialmente a las personas que sufren de trastorno de estrés postraumático, incluyendo una gran cantidad de soldados estadounidenses de los veteranos, de Irán y de la de Irak y Afganistán, que regresan con graves problemas emocionales. Mueren más soldados por suicidio que por combate, es un problema enorme y muy caro para la Administración de Veteranos de Estados Unidos.

Luego hay una gran cantidad de ensayos clínicos con psilocibina que muestran que pueden ser muy eficaces en el tratamiento de la depresión, la depresión resistente al tratamiento, sobre todo, para dejar de fumar, con alcohólicos, y con adicción a las drogas. La ciencia hasta ahora es bastante clara.

Y eso es sólo una pequeña pieza del rompecabezas en el libro. No se trata sólo de los ensayos clínicos. Lo que sucedió con la marihuana fue que la marihuana medicinal abrió la puerta a la marihuana recreativa. Y eso parece estar sucediendo con los psicodélicos, también. Ya hay por lo menos 10 ciudades en los EE.UU. que han descriminalizado los psicodélicos. No pueden cambiar la ley, pero pueden decirle a su departamento de policía local que no aplique esas leyes. Luego está esta vía paralela, que es básicamente tratar de aprobar leyes para legalizar o despenalizar los psicodélicos. El estado de Oregon es el primer estado en hacerlo en los Estados Unidos. California casi lo hizo. Así que, ya sabes, ciudad por ciudad, estado por estado, las leyes están cambiando.

Mucha gente no sabe que todos esos usos médicos de las drogas psicodélicas era algo que ya se estaba estudiando hace 50 años, y ese es el tema de su primer libros, «The Harvard Psychedelic Club». ¿Cómo terminamos sufriendo este paréntesis sin investigación en medicina psicodélica?

Gran parte comenzó justo después de la Segunda Guerra Mundial. El LSD, que es el más potente de todos los psicodélicos, fue descubierto por el químico suizo Albert Hofmann durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943. Tan pronto como terminó la guerra, Sandoz Corporation, la empresa para la que trabajaba Hoffman, empezó a comercializarlo. Las leyes eran mucho más laxas entonces sobre las pruebas en humanos y los medicamentos experimentales. Ellos simplemente las enviaban a los médicos de todo el mundo diciendo «hey, prueben esto en sus pacientes». Así que tenían esta droga psicoactiva tan potente, pero nadie sabía exactamente qué hacer con ella. Algunas personas descubrieron muy pronto que podría ser podría ayudar a las personas con alcoholismo. En los años 50, muchos psicólogos estaban usando LSD, psilocibina u otros psicodélicos para ayudar a los alcohólicos. Se estaba convirtiendo en un tratamiento aceptable, también para la depresión, especialmente en torno a los problemas de los pacientes terminales con cáncer.

Había mucho trabajo realizado y muchos resultados positivos. Lo que sucedió es que en los años 60 el genio salió de la botella y hubo un montón de gente de mi generación que comenzó a experimentar recreativamente con los psicodélicos. Se asociaron con los hippies y los beatniks, con la contracultura y el movimiento contra la guerra y el movimiento de los derechos civiles. Y también hubo personas que sufrieron daños, personas que tomaron demasiado LSD. En mi generación, todos conocemos a una o dos personas que, ya sabes, después de un viaje nunca volvieron a ser los mismos. Pero para la mayoría de la gente, fue una experiencia muy positiva y profunda. En la cruzada para controlar el uso recreativo, el gobierno decidió cerrar todo.

Para ilegalizar una droga, hay que determinar que es potencialmente adictiva y que no tiene valor médico, pero ese no era el caso. Estaba claro que estas drogas tenían valor médico, incluso en aquella época, pero la política triunfó sobre la ciencia y la medicina. Estas drogas no sólo fueron prohibidas para el uso recreativo, sino que se cerró la investigación. La última investigación aprobada por el gobierno fue clausurada en 1975 y comenzó a abrirse de nuevo en 1995, aunque realmente no se puso en marcha hasta 2005. Así que hubo un período de 20, 30 años que llamamos la edad oscura de la investigación psicodélica. Por supuesto, la gente seguía tomando estas drogas recreativamente, pero no había investigación. No hay ensayos clínicos. Así que ahora tenemos este renacimiento, y se está retomando donde se dejó en los años sesenta.

La otra condición para que una droga sea ilegal es que sea potencialmente adictiva, pero ese tampoco es el caso de los psicodélicos.

No, realmente no son adictivos en el sentido de la heroína, el alcohol o el tabaco. La gente puede tomar demasiado, y algunas personas lo hacen, pero no son adictivos en el sentido clásico de tener una adicción física. Pero es mucho más fácil prohibir una droga que traerla de vuelta en los Estados Unidos. En el caso de la MDMA, también conocida como éxtasis en la calle, ha sido necesaria una campaña de 30 años por parte de una organización privada llamada MAPS (Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos) y decenas de millones de dólares, dinero recaudado de forma privada, para demostrar al gobierno mediante ensayos clínicos que estas drogas tienen valor médico y que no son adictivas.

Esos ensayos con MDMA se realizaron con veteranos de guerra que sufrían de trastorno de estrés postraumático. ¿Cree que fue una estrategia intencionada, porque eran personas socialmente más aceptadas que el usuario habitual de drogas?

Definitivamente, sí. Fue una decisión política muy inteligente para tratar de ayudar a nuestros «guerreros heridos», que es el primer capítulo del libro, sobre un marine estadounidense que tenía problemas graves después de regresar de Irak, y entro en muchos detalles sobre su historia. Básicamente se curó del trastorno de estrés postraumático, que había destruido su vida durante 10 años después de volver de la guerra. Ya sabes, todo el mundo apoya a nuestros veteranos, ¿verdad? Así que políticamente, eso fue un movimiento muy inteligente. También con los hongos, en realidad la psilocibina (el ingrediente activo de las setas mágicas). Empezaron con pacientes de cáncer que sufrían depresión. Personas que van a morir de todos modos. Lo que descubrieron es que a veces un viaje psicodélico con una dosis alta puede ser una especie de ensayo general para la muerte. Hay una disolución del ego, y con un guía y un terapeuta y un entorno de apoyo realmente puede ayudar a las personas que se enfrentan al final de su vida. ¿Quién quiere negar una droga básicamente inofensiva a alguien que se enfrenta a la muerte? En ambos casos, fue un movimiento político muy inteligente por parte de los patrocinadores de estos dos ensayos clínicos.

Ese es precisamente otro capítulo de su libro, “Morir con conciencia”, ¿cree que tal vez estas terapias pueden ayudarnos a aceptar mejor la muerte como algo que es parte de la vida?

Sí, creo que hay una aceptación más amplia y un cambio de actitud en torno a la muerte en la medicina. La gente olvida que los cuidados paliativos son una cosa nueva en los últimos 20 o 30. La gente envejece y muere. Los psicodélicos pueden ser un ensayo para la muerte, no sólo las personas que son enfermos terminales. Mucha gente tiene miedo a la muerte y no piensan demasiado en ella, pero eso puede ser la causa de otros problemas psicológicos. Pero [con los psicodélicos] llegan a estar en paz con ello y no están tan asustados por la perspectiva. Es algo misterioso. La forma psicológica de describirlo es la disolución del ego, pero para mucha gente, es realmente más una experiencia religiosa o mística. Tu pequeño yo, tu ego encapsulado en tu piel, tu pequeña mente parlanchina, se calma, y te conectas con un mayor sentido del yo, un yo más grande, quizás un yo verdadero, o un yo superior.

Estas drogas pueden cambiar radicalmente la forma en que te ves a ti mismo y mostrarte otro camino o recordarte por qué las cosas tienen sentido. Algunas personas las llaman medicinas generadoras de significado. O simplemente te recuerdan cómo encajan las cosas en tu vida. A menudo tienes sentimientos de gratitud y asombro y maravilla, ya sabes, sentimientos muy positivos.

También escribe en su libro sobre la relación entre las drogas psicodélicas, la espiritualidad y la religión. Muchas personas hoy en día se definen como espirituales pero no religiosas, ¿qué papel tienen aquí las drogas psicodélicas?

A falta de una palabra mejor, la llamaremos espiritualidad psicodélica, como parte de este movimiento más amplio que has mencionado, el espiritual pero no religioso. Como periodista he cubierto la religión y la espiritualidad en San Francisco, donde la espiritualidad alternativa es muy, muy popular. Mucha gente está interesada en la experiencia espiritual, la experiencia de la religión o el misticismo, más que en el dogma o la doctrina de la religión organizada. En los Estados Unidos la asistencia a las iglesias está cayendo en picado en los últimos 10 o 20 años. Es un descenso dramático. Pero mucha gente sigue creyendo en Dios o en un poder superior. La gente está tomando las riendas de su propia espiritualidad, y la comunidad psicodélica es una parte de esta cosa más amplia.

Yo hacía reportajes sobre la gente que se dedica a la meditación budista, todo el movimiento de mindfulness. Iba al Centro Zen de San Francisco, entrevistaba a la gente y preguntaba ¿cómo te interesaste por el budismo? Y mucha gente decía, «bueno, comenzó con ese viaje de ácido en 1967 y, ya sabes, y vi que hay algo más».

Porque ¿Qué es eso que llamamos conciencia? Esa es una de las preguntas realmente interesantes. El problema difícil de la conciencia en filosofía. ¿Qué es? ¿Dónde está? ¿Está todo en nuestro cerebro? ¿Nos conectamos a alguna fuerza?

En «The Harvard Psychedelic Club» escribo sobre esto. Huston Smith fue uno de los estudiosos más importantes de las religiones del mundo, religión comparada, y estuvo involucrado con Timothy Leary, el infame profesor de Harvard. Ellos trajeron a Houston a Harvard, y dijeron, bueno, algunas personas que no son espirituales o personas religiosas están teniendo experiencias místicas. Muchos de ellos eran como académicos seculares que no se consideraban a sí mismos espirituales, pero de repente estaban teniendo experiencias espirituales clásicas como el asombro y la maravilla y el sentimiento de conexión con lo divino. Y puede que ni siquiera creyeran en lo divino, pero de alguna manera se sentían conectados a ello.

La conclusión de Houston era que él pensaba que estas experiencias eran reales, eran auténticas. Inducidas por drogas, pero en términos de la química del cerebro, lo mismo podría estar sucediendo en un retiro de meditación que con un viaje de LSD. Pero la verdadera pregunta es, ¿qué haces con la experiencia? ¿Cómo cambia la forma en que vives tu vida? ¿Te convierte en una persona mejor, más consciente o compasiva? Así que Houston dijo «no se trata sólo de estados alterados, sino de rasgos alterados», es decir, no sólo de estados alterados de conciencia, sino de rasgos alterados del comportamiento humano. Esa es la madre del cordero.

Por eso es tan importante trabajar con el terapeuta después del viaje para tratar de aprender de cualquier conocimiento que hayas adquirido, y cambiar la forma en que te relacionas con tu pareja, o tu jefe, o tus empleados, o la forma en que ves el entorno natural. Existe la idea de superar el mito de la separación, de que dejemos de ver el mundo como sujeto-objeto. Algunas personas utilizan la palabra no-dual para describirlo. Y esto, por supuesto, es budismo clásico, o el Brahman en el hinduismo. Es exactamente lo mismo de lo que hablan en estas antiguas religiones del mundo.

Ha mencionado algo importante y es el hecho de que estas experiencias deben ser mediadas por un guía. Estaríamos hablando de una terapia asistida, no de un medicamento que se compra en la farmacia y se toma en casa.

Bueno, eso es en términos de los ensayos clínicos. No están hablando de ir a la farmacia como lo harías para conseguir tus antidepresivos, sino que sería supervisado y guiado. Pero al mismo tiempo, hay otro grupo con ideas más radicales. Porque, ¿quiénes deberían ser los nuevos guardianes? ¿Debería haberlos? ¿Debería ser un médico, debería ser un chamán, debería ser un sacerdote? ¿Necesitamos un guardián o basta un amigo de confianza que sepa cómo hacer esto? Para ser un buen guía no necesitas realmente un título de médico. Necesitas saber escuchar y ser capaz de sentarte con alguien, tener compasión, tranquilizar y conocer el territorio que están explorando habiendo experimentado estas cosas tú mismo. Por eso hay personas que están empujando la batalla política para cambiar la ley de psicodélicos, porque que piensan que es una cuestión de libertad cognitiva.

Todo el mundo tiene derecho a explorar su propia conciencia. Puedes llamarlo libertad de religión, o libertad cognitiva. Si no haces daño a nadie, ¿por qué debería el gobierno impedirte cambiar tu mente, alterar tu conciencia? Y esa es una cuestión política interesante porque la conciencia es política. Cuando cambias tu conciencia, mucha gente deja de ver el mundo como una mercantilización o comercialización o con mentalidad materialista. Tal vez te importa menos matarte a trabajar para ganar un millón de dólares, para comprar una casa más grande. La gente puede cambiar radicalmente su estilo de vida a partir de estas experiencias, y eso podría ser una amenaza para la cultura consumista capitalista. Eso es lo que era tan peligroso de Timothy Leary en los años 60. El dijo, “turn on, tune in, drop out”, enciende, sintoniza, abandona. Pero eso era también abandonar la carrera de ratas, y eso era la mentalidad hippie.

Richard Dawkins dijo que la ciencia es corrosiva para la religión, tal vez las drogas psicodélicas son corrosivas para el capitalismo

Pueden serlo. Por otra parte, lo que está sucediendo ahora es que el capitalismo está irrumpiendo para averiguar cómo hacer dinero con estas drogas, al igual que lo hicieron con la marihuana. La gente pensaba que la marihuana sería una parte de la expresión de la comunidad, y la gente sin derechos podría abrir dispensarios de marihuana. Pero las grandes empresas entraron y desarrollaron productos a base de THC. Exactamente lo mismo está sucediendo ahora con la investigación psicodélica. Hay tanto dinero, tanto capital riesgo vertido en esto sólo en los últimos años, que las empresas están pensando, bueno, ¿cómo podemos obtener un beneficio de esto? Es un momento muy interesante, una especie de salvaje oeste.

Vivimos en un mundo polarizado políticamente, y los medios de comunicación informan sobre los episodios más escandalosos relacionados con drogas psicodélicas. ¿Podría ser eso un obstáculo para el desarrollo de la terapia psicodélica?

Cuando empecé a escribir como periodista hace 10 años, eso es lo que pensaba que pasaría. A los medios de comunicación nos encanta construir cosas y luego derribarlas. Pero en realidad, lo que ha sucedido es lo contrario. Al menos en los Estados Unidos, la cobertura de los medios de comunicación del renacimiento psicodélico ha sido bastante positiva, especialmente sobre los ensayos clínicos, pero incluso muchas de las historias sobre la ayahuasca y los chamanes y la gente que va a Sudamérica en retiros son casi demasiado positivas. Algo como “wow, esto es una nueva droga milagrosa”, descontando algunos de los lados oscuros, que también existen. Pensaba que habría una reacción y el gobierno se volvería contra ello porque eso sucedió en los años sesenta. Ahora la lucha interna dentro de la comunidad psicodélica probablemente los está retrasando más. El desacuerdo sobre cómo proceder y quién va a ganar dinero y si la gente debe ganar dinero. Hay un debate bastante feroz entre los defensores en este momento.

Lo queramos o no, el hecho es que los psicodélicos han sido parte de la cultura y la vida humana durante milenios, y en la mayoría de las culturas se utilizaban en ritos de paso a la edad adulta guiados a través de un chamán, o los Misterios de Eleusis en la antigua Grecia, ritos donde la gente experimentaba por sí misma.

Creo que la gente tiene una idea romántica la tradición chamánica. Gran parte de la forma en que se practicaba el chamanismo, por ejemplo, en México o América del Sur, no era en todas partes, sino en áreas muy particulares. Así que no estaba tan extendido como la gente piensa. Y el rito chamánico tradicional era que el chamán tomaba la droga. La gente venía al chamán, el chamán tomaba la droga y tenía visiones sobre su respuesta, sus preguntas sobre la vida. La gente no tomaba las drogas. Lo mismo ocurre con el budismo. En Asia hay muchos budistas, pueden ir al templo y hacer ofrendas a Buda o a los monjes, pero realmente no meditan. Pero en los Estados Unidos se ha convertido en algo experimental. La gente quiere vivir la experiencia por sí misma.

Hay salido un libro [«The Immortality Key», Brian Muraresku] con la afirmación de que la Eucaristía cristiana originalmente no era con un vino con alcohol, sino con una especie de vino psicodélico. Creo que el libro exagera un poco, pero creo que definitivamente algo así ocurrió, a través de los siglos, en ciertos puntos en el mundo cristiano. Así que sí, hay una larga historia.

REFERENCIA

«La nueva medicina psicodélica. Terapia, ciencia y espiritualidad«,  Ediciones La Llave, Fundación Beckley Med