Todos lo hemos escuchado o leído en alguna ocasión. Que en la Inglaterra victoriana, los médicos recurrían a masajes pélvicos para tratar a sus pacientes femeninas de los síntomas de lo que entonces se consideraba una enfermedad: la histeria. Hasta que un médico, decidió sustituir los masajes femeninos por el uso de un aparato de su invención: el vibrador.

Esta historia ha sido repetida en numerosos libros y artículos, y hasta se ha hecho una película (cuyo póster ilustra el texto). El problema es que, según un estudio realizado por los historiadores Hallie Lieberman y Eric Schatzberg, investigadores de las universidades de Austin y Georgia, es que esa historia podría no ser cierta.

Tal y como explican, la historia de la invención del vibrador fue popularizada en 1999 por un libro titulado The technology of orgasm, de la historiadora Rachel Maines. Pero los investigadores han consultado todas las fuentes que Maines cita en su obra, y aseguran que no han encontrado ninguna evidencia de que el vibrador y, ni siquiera, los masajes pélvicos fueran usados como método habitual para tratar la histeria femenina.

Según los autores del estudio, el libro de Maines es un ejemplo de como una creencia falsa puede convertirse en una verdad aceptada. La propia autora aludida, ha dicho en unas declaraciones publicadas en The Atlantic, que ella solo propuso esa historia como posible hipótesis pero que, al resultar tan atractiva, acabó siendo aceptada como si fuera una verdad absoluta. Aunque nunca aseguró que tuviese evidencias de que realmente hubiera sido así.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López