La FAO ha alertado de que el brote de peste porcina africana que ha estallado en China puede extenderse rápidamente por otros países del Sudeste Asiático y la península de Corea. China representa alrededor de la mitad del sector de la industria porcina a nivel mundial, así que la preocupación en países fuera del continente asiático también es elevada.

China tiene numerosos animales infectados con este virus. El brote ha surgido a miles de kilómetros de distancia, por lo que se teme que no sea un caso aislado. Las autoridades han sacrificado, de momento, unos 24.000 cerdos en cinco provincias (la última, Anhui, según ha comunicado el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales).

Pero China no es el único país con brotes de peste porcina. En Europa del Este, Rumania ha tenido que sacrificar a más de 100.000 cerdos. Polonia, Estonia, Ucrania y Hungría también han notificado brotes aislados en algunas de sus granjas y han respondido sacrificando a miles de animales. Rusia vivió en 2017 una cepa muy similar a la que ahora alerta a China.

Esta enfermedad, altamente contagiosa entre animales y mortal en la mayoría de los casos, aún no tiene vacuna. Solo se contempla el sacrificio como sistema de control cuando nace un brote. Los síntomas son: fiebre alta, falta de apetito, hemorrágias cutáneas e internas, etc. La muerte ocurre entre los 2 y 10 días desde el contagio.

Sin embargo, la alarma afecta, de momento, al sector cárnico, pues según la ONU la peste porcina africana no representa un peligro para la salud humana, que es inmune al virus.

Redacción QUO