El capitán Cook es uno de los más famosos exploradores de la historia. De todos sus viajes, el más célebre, probablemente fue el último de todos (en el que, por cierto, encontró la muerte a manos de los nativos de Hawái). La travesía comenzó en 1768, y se realizó a petición de la Royal Society de Londres, que solicitó al almirantazgo británico un barco para poder observar desde Tahití el tránsito de Venus, un acontecimiento astronómico que se produciría en junio de 1769.

Oficialmente era, por tanto, una expedición de naturaleza científica. Pero, ahora, un historiador también llamado Cook, aunque en este caso Andrew S., asegura que se trataba de una tapadera para realizar una misión secreta. Según cuenta el investigador, Cook partió de Londres con unas órdenes lacradas que solo debía abrir una vez finalizada la observación astronómica. Pero, ¿cuáles eran esas órdenes?

La misión era dirigirse hacia el sur, tomar posesión del mayor número de tierra posibles en nombre de la corona británica, y establecer alianzas con los nativos. También, explorar la existencia de la llamada Terra Australis. Hay que tener en cuenta que Australia ya había sido descubierta en el año 1526 por el español Francisco de Honces (aunque puede que marinos asiáticos y portugueses arribaran antes), pero hasta la fecha nadie había circunvalado su costa completa. Cook fue, por tanto, el primero que lo hizo.

Su misión, según el historiador era, por tanto, extender los dominios del imperio británico, y establecer las bases para una futura colonización de los territorios del Pacífico.

Fuente: Smithsonian magazine.

Vicente Fernández López