La erupción de la caldera del volcán Tera en la isla de Santorini está considerada uno de los mayores cataclismos de la antigüedad. Se calcula que la energía provocada por la colosal erupción fue el equivalente a la que habría causado la explosión de más de 100.000 bombas atómicas como la de Hiroshina.

La explosión provocó un gigantesco tsunami que arrasó Creta, fracturó la isla en varias (dando lugar al actual archipiélago de Santorini), y causó un cambio climático cuyas consecuencias se notaron en todo el mundo. Se dice que esta erupción fue el suceso que inspiró algunos de los mitos más famosos de la antigüedad, como la leyenda de la Atlántida, y el relato de las diez plagas de Egipto (algunas de las cuales, si realmente sucedieron, podrían coincidir con fenómenos provocados por la formidable erupción volcánica).

Pero, ¿cuándo se produjo el cataclismo? Lo cierto es que, hasta ahora, los investigadores no se ponían de acuerdo. El análisis de los restos arqueológicos sugería que pudo ocurrir entre los años 1570 y 1500 a. C. Aunque la datación por radiocarbono de dichos artefactos arrojó otra posible fecha: el 1628 a.C.

Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por un equipo de la Universidad de Arizona apunta a que ambas fechas podrían estar equivocadas. Los investigadores recurrieron a una curiosa estrategia: analizar los anillos de los troncos de los árboles de distintas partes del mundo. Pero, ¿por qué? Tal y como explican, la erupción arrojó una cantidad de polvo y cenizas a la atmósfera que impidió que parte de la luz solar llegara a la superficie del planeta, provocando un enfriamiento del mismo.

Y ese enfriamiento se tradujo en que los círculos de los troncos de los árboles correspondientes a esos años de temperaturas extremadamente bajas, son más estrechos. Y los resultados obtenidos sugieren que la erupción pudo ocurrir entre los años 1600 y 1580 a.C. es decir, algo más tarde de lo que sugería el radiocarbobno, y algo antes de lo que indicaban los restos arqueológicos.

Fuente: ScienceDaily.

Vicente Fernández López