Donald Trump ha visto demasiado «Starship Troopers». La sexta rama militar de las Fuerzas armadas norteamericanas será, previsiblemente, la espacial. No se sabe muy bien si los soldados irán flotando por el espacio con ametralladoras, si lucharán contra alienígenas en Marte o si se limitarán a disparar rayos láser contra las naves enemigas, pero los 8.000 millones de dólares que el Presidente ha pedido al Congreso para poner en marcha este proyecto preocupan a la gente. La idea es que para 2020, año en el que termina el mandato de Trump, este cuerpo militar esté activo. El asunto va en serio.

El vicepresidente Mike Pence prometió en rueda de prensa «la creación de un grupo de soldados de élite especializados en el dominio del espacio». Este equipo se parecerá al Comando de Operaciones Especiales y contendrá personal de todas las ramas. Pocos minutos después de las polémicas declaraciones, el Presidente publicó en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: «¡Fuerza Espacial en camino!».

Trump está fomentando con sus disparatadas ideas el «terror rojo» que se vivió durante la Guerra Fría. La causa de esta peculiar operación cósmica responde al supuesto peligro que despiertan los sistemas militares chinos y rusos, que son capaces de destruir satélites y comunicaciones estadounidenses. Pence ha señalado que esas naciones también están preparando armas hipersónicas intercontinentales que las tecnologías actuales no son capaces de detectar. Por eso dominar la estratosfera parece, para Trump, un requisito indispensable para neutralizar toda amenaza.

Para colmo, hace tan solo unos días el secretario de Defensa de EE.UU., James Mattis, dijo que el cosmos era una «zona de guerra en desarrollo» y subrayó que el Pentágono estaba de acuerdo con la descabellada idea de enviar cuerpos de élite al espacio.

Algunos políticos demócratas, entre ellos Bernie Sanders, han ridiculizado la idea y criticado lo que sería un gasto inútil, más cuando hay personas que no pueden acceder a un seguro sanitario. A Trump solo le falta anunciar la puesta en marcha de la Estrella de la Muerte.

Redacción QUO