Todo el que use con frecuencia el transporte urbano habrá vivido esta situación con frecuencia: estar esperando el autobús en una parada durante veinte minutos o incluso media hora para, luego, comprobar que dos o tres autobuses de la misma línea vienen casi seguidos. Y el primero de ellos, lleno hasta arriba.

Los anglosajones llaman a esta incidencia bus bunching, algo así como atasco o bandada de autobuses. Pero, ¿por qué se produce? Y, lo más importante: ¿puede evitarse? Lo cierto es que el fenómeno lleva décadas siendo estudiado, y las causas parecen estar claras.

Para determinar el tiempo que transcurre entre el paso de un autobús y otro, se calcula el tiempo aproximado que pasan en cada parada esperando a que suban y bajen los pasajeros. El problema es que si en varias paradas hay demasiados pasajeros, se supera ese margen. Eso provoca que el autobús vaya más retrasado, y que el siguiente le vaya comiendo terreno.

Y conforme el primer autobús se va retrasando, en las paradas que aún faltan por completar el recorrido, se van acumulando más pasajeros, lo que provoca que aún se retrase más al detenerse en cada una de ellas. De esa manera, acaba formándose uno de esos convoyes con dos tres vehículos de la misma línea, en los que el primero está lleno de pasajeros, el segundo va casi completo, y el tercero casi vacío.

¿Es posible solucionar el problema? Hasta la fecha nadie lo ha logrado. La medida más efectiva sigue siendo controlar por GPS la posición exacta de cada autobús, y avisar al conductor del segundo de que está a punto de alcanzar al primero, para que reduzca la marcha o haga tiempo esperando en una parada.

De cualquier forma, seguro que hoy o mañana a más tardar, volveremos a encontrarnos con esta situación.

fuente: PopularScience.

Vicente Fernández López