Diversos estudios han demostrado que los niños, aún siendo muy pequeños, son capaces de hacer sacrificios por otras personas e intentan ayudarlas. Lo que ocurre es que a esas edad sus prioridades sobre quien necesita ayuda no coinciden con las de los adultos.

Existe una teoría, popularizada por el filósofo Peter Singer, conocida como los círculos morales. Según la cual, en el círculo central se encontrarían las personas que consideramos más importantes, como nuestros padres, familiares y amigos. Y en los círculos restantes se irían colocando el resto de las personas según lo importantes que sean para nosotros, hasta llegar al círculo exterior, en el que se encontrarían aquellos que son completamente desconocidos.

Investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, han puesto a prueba dicha teoría en un experimento realizado con niños de entre cuatro y diez años, a los que pidieron que situaran en los distintos cícrculos a las personas (también animales o cosas) que consideraban más importantes, y que les inspiraban más cariño.

No hubo ninguna diferencia, fuera cual fuera la edad de los pequeños, a la hora de colocar a las madres, padres, hermanos y amigos muy íntimos en el primer cícrulo. Pero si que las hubo respecto a lo que hacían en los restantes. Así, los niños más pequeños, los de cuatro años colocaban en círculos muy cercanos al central a algunos animales, como los pollos, e incluso también objetos inanimados, como los coches. Y, por el contrario, desplazaban las imágenes de persnnas enfermas y de árboles y plantas hacia los exteriores.

No ocurría lo mismo con los niños más mayores, que si priorizaban a los seres humanos sobre los objetos inanimados y sobre la mayoría de animales.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López