Si pensábamos que la de Tutankamón era la momia con la peor salud conocida, ahora la del Hombre de Ötzi rivaliza con ella por quitarle ese puesto. Los restos de Ötzi fueron descubiertos en 1991 en Los Alpes, y han sido sometidos a numerosos estudios. Gracias a ello sabemos que tenía alrededor de 45 años y que murió por las heridas causadas por un golpe en la cabeza y un flecha que atravesó su hombro. Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por un equipo de la Johns Hopkins Medicine, en Báltimore, ha descubierto que si no hubiese muerto por esas causas, lo habría hecho de un ataque al corazón.

Los investigadores han comprobado que la salud cardíaca de este cazador que murió en torno al año 3.255 adC era muy mala. Los análisis han revelado que tenía tres calcificaciones en la región del corazón, más otra en la arteria carótida, que lleva la la sangre a la cabeza, y una quinta en las arterias de la base del cráneo, que suministran sangre al cerebro.

Los médicos que han realizado el análisis dicen que lo único que podría haber evitado un infarto inminente, habría sido reducir drásticamente su ingesta de grasas. Pero, dado que los análisis también han revelado que su última comida consistió en carne grasa de ciervo y cabra salvaje, parece que no tenía muchas posibilidades de salvación.

Este nuevo trastorno de salud que han descubierto a Ótzi, se suma a los que ya habían detectado análisis anteriores. Según los cuales, el pobre hombre tenía mala salud dental, dañadas las rodillas, sufría intolerancia a la lactosa, una infección estomacal que le causó varias úlceras, y mostraba signos de padecer la enfermedad de Lyme.

Lo dicho, ni la momia de Tutankamón muestra tantos achaques.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López