El presidente Mariano Rajoy acaba de decir que la oposición se está «comportando como Torquemada». Aquí no vamos a entrar a analizar la situación política, pero sus palabras nos sirven de pretexto para recordar quien fue este personaje, uno de los impulsores de la Inquisición, apodado «el martillo de herejes», y cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de fanatismo.

Tomás de Torquemada nació en 1420, aunque se desconoce cual fue su localidad natal. Parece ser que era descendiente de judíos, y pasó su infancia en Valladolid, donde ingresó en la orden de los dominicos. Su carrera como religioso progresó a gran velocidad, hasta el punto de que en 1474 fue nombrado confesor de la reina Isabel La católica. Durante ese período, Torquemada y otro dominico llamado Alonso de Ojeda, convencieron a la soberana de que llos judíos conversos seguían practicando su antigua religión en la clandestinidad. Así, en 1478 obtuvieron una bula papal para crear el Tribunal de la Inquisición del Santo Oficio.

El primer auto de fe fue celebrado en Sevilla en 1481, y fueron quemados seis judíos conversos. Y en 1483, Torquemada fue nombrado Inquisidor General de Castilla y Aragón. No esttá claro cuantas personas fueron quemadas durante los años que desempeñó dicho cargo, y la cifra varía entre las 2.000 y las 10.000 víctimas dependiendo de las fuentes.

De Torquemada se dice que ere un hombre austero e insobornable, que renunció incluso al cargo de arzobispo de Sevilla. Pero, igualmente, que era despiadado e implacable con aquellos a los que perseguía. Amasó además una considerable fortuna, procedente de los bienes confiscados a los conversos y herejes, aunque la destinó en casi su totalidad a construir monasterios.Y fue también el responsable de la destrucción de numerosas obras literarias de autores judíos y árabes.

Vicente Fernández López