San Clemente de Roma está considerado el cuatro papa de la iglesia católica (después de Pedro, Linus y Anacleto). Sufrió el martirio y fue condenado a muerte por el emperador Trajano, quien ordenó que le ataran a un ancla y le arrojaran al mar. Motivo por el que se ha convertido en uno de los varios patrones que tienen los marineros (San Telmo es otro de ellos).

Y, ahora, muchos siglos después, unos empleados del servicio de recogida de basuras de Londres han realizado un fabuloso hallazgo mientras separaban los residuos para su reciclaje. Los trabajadores se percataron una pequeña caja de cristal que contenía un fragmento de hueso, con una inscripción que aseguraba que pertenecía a San Clemente.

La leyenda dice que un milagro hizo que, tras su muerte, el cuerpo del santo emergiera a la superficie, pese a estar atado a una pesada ancla de metal. Su cadáver fue sepultado en tierra firme. Y, como ha ocurrido en otros casos, desde entonces comenzaron a circular supuestas reliquias suyas. En España, por ejemplo, se conserva una supuesta canilla del santo en Santa Cruz de Tenerife.

Es difícil creer que el hueso encontrado en la basura londinense haya pertenecido realmente a Clemente de Roma. Aún así, y dado que nadie ha denunciado su pérdida, la compañía encargada de recoger la basura ha iniciado una encuesta popular para que la gente decida que debería hacerse con este resto providencialmente salvado del vertedero.

Fuente. IFL Science.

Vicente Fernández López