Los medios se han hecho eco de un atroz suceso ocurrido en un hospital de Ulyanovsk, en Rusia. Un fatal error médico provocó la muerte de una paciente de 27 años, a la que le colocaron un gotero que, en lugar de suero, contenía formalina, una sustancia que se utiliza en el proceso de embalsamar cadáveres.

Cuando se embalsama un cuerpo, una vez que se ha extraído la sangre, se le inyecta una solución que contiene diversos compuestos químicos. Y entre ellos está la formalina, cuya misión es evitar la aparición de bacterias, para así detener el proceso de putrefacción. Generalmente, los especialistas suelen aplicar unos diez litros de esta sustancia para embalsamar un cuerpo, pero se estima que una cantidad de tan solo 30 mililitros puede matar a una persona.

Una vez dentro del organismo, la formalina provoca la necrosis del hígado y de otros órganos, causando la muerte. Y es que la formalina contiene formaldehído, un compuesto muy tóxico, conocido popularmente como formol. Es difícil que una persona pueda recibirdirectamente una dosis de formaldehído puro, salvo que alguien se la administre intencionadamente, o que se produzca un trágico error como el de la noticia.

Peor no es tan infrecuente que se pueda inhalar de forma indirecta, diluído junto a otras sustancias, ya que está presente en muchos procesos industriales, especialmente en la industria textil. Por eso, los trabajadores expuestos a esta sustancia tienen que usar mascarillas y guantes para evitar inhalarlo por las vías respiratorias, y para impedir que entre en contacto con la piel.

Y es que, dependiendo de la dosis que penetre en el organismo, la persona puede experimentar una amplia variedad de desagradables síntomas que van desde la diarréa y las náuseas, hasta una insuficiencia respiratoria que (si la dosis recibida es alta) puede provocar un coma e incluso la muerte.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López