El rueido que se produce cuando crujimos los nudillos de los dedos es inconfundible. Hay gente, incluso a la que le provoca una sensación de desagrado. Pero, ¿qué es lo que realmente lo provoca? Durante mucho tiempo se pensó que era causado por las burbujas de gases que se forman en el interior del líquido sinovial de las articulaciones. Al crujir los nudillos, el espacio existente entre las articulaciones de los dedos se hace más grande, y eso provoca que las burbujas se unan para formar otras más grandes que, al estallar, producen ese ruido.

Pero esta creencia fue desechada por un estudio que demostró que las burbujas de gas seguían existiendo aún después de habernos crujido los nudillos. Entonces, ¿cuál es la causa de ese característico ruido? La respuesta finalmente la ha encontrado un equipo de la Universidad de Stanford, y han llegado a la conclusión de que las dos teorías anteriores son ciertas y compatibles.

Efectivamente, al crujir los nudillos, se genera un espacio en el que se liberan esas burbujas de gas. Pero basta con un colapso parcial de las mismas para que se produzca el sonido, lo que explica que parte de ellas sigan persistiendo después.

El estudio también explcia por qué hay personas que, por más que se crujan los nudillos, nunca producen sonido alguno. Y lo que les ocurre es que, en su caso, el espacio que se crea en las articulaciones de los dedos es demasiado grande como para que esas burbujas puedan unirse a otras y crecer hasta que se produce ese colapso.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López