La evolución de nuestra especie no cesa. Y, para tratar de entender un poco mejor cómo se produce, un equipo de la University of Pennsylvania, ha analizado el genoma de varios miles de personas de cuatro continentes distintos, y ha descubierto datos muy interesantes.

Por ejemplo, entre los individuos de poblaciones de África y Asia, ha encontrado una mutación que hace que quien la porta sea más resistente a la malaria. Se trata de una particularidad genética muy reciente, por eso los investigadores quieren averiguar ahora si apareció de forma casi simultánea en ambos contienentes, o si se originó en uno de ellos y se propagó velozmente al otro.

Pero, uno de los datos más curiosos es que han detectado la aparición de otra mutación que puede afectar a nuestra tolerancia al alcohol. Dicha tolerancia es fruto de un conjunto de proteínas, especialmente la enzima deshidrogenasa ADH4. Cuando consumimos alcohol este libera en nuestro organismo un compuesto llamado acetaldehído, que es tóxico, y es el responsable de que nos duela la cabeza y sintamos un malestar general después de una noche de copas. Pero gracias a la acción de la ADH4, el acetaldehído se transforma en acetato, y los síntomas de la resaca desaparecen.

Pero los autores del estudio han descubierto en algunos lugares de Asia y de la costa oeste africana, la aparición de una mutación genética que impide la producción de cantidades suficientes de deshidrogenasa. Eso significa que quien la porta se siente mal tan solo con probar el alcohol. De momento la presencia de dicha mutación está limitada a zonas geográficas muy concretas pero, si acabara expandiéndose (es una simple hipótesis), podría significar que nuestra especie evolucionaría en la dirección de ser cada vez menos tolerantes a las bebidas alcohólicas.

Vicente Fernández López