Decenas de penes de todos los tamaños, colores, materiales y formas campan a sus anchas en este parque único en el mundo y peculiar donde los haya. Hay bancos con penes, un faro rojo en forma de falo, incluso cañones con forma de pene que llaman mucho la atención (ver imágenes). Si esto estuviera en Europa, con toda probabilidad nos llevaríamos las manos a la cabeza, pero en Corea del Sur es un lugar de veneración a la fertilidad. De hecho, dos veces al año se celebra un ritual religioso en el lugar para recordar la leyenda en la que se basa todo este parque, que es incluso más extraña.

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Según cuentan desde antiguo, un pescador dejó a su mujer en una roca y se fue a faenar, pero una fuerte tormenta apareció de repente acabando con la vida de la mujer, la cual falleció ahogada en el lago. Desde entonces, la pesca no volvió a ser la misma afectando a subsistencia de la región, hasta que un buen día (atención al asunto) un hombre eyaculó en el agua. Como la mujer era virgen, se cree que ella recibió el gesto del hombre de forma agradecida, “liberando” así a todos los peces que permanecían desaparecidos. Desde entonces, los lugareños aprovechan para recordar esta historia y hacen un festival folklórico en honor a su significado.

Ante el miedo de que la pesca volviera a suponer un problema en la zona, artistas del país decidieron seguir honrando esta historia con decenas de penes de madera, piedra, metal o mármol (entre otros). Los penes están inspirados en 3 pilares: diversión, espiritualidad y sexualidad y están repartidos por todo el parque, el cual se han convertido en una de las principales atracciones para quienes han venido a ver los Juegos Olímpicos de invierno y quieren hacer una escapada especial a apenas 1 hora de la villa olímpica.

Fuente imágenes: Flickr

Alberto Pascual García